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La ingeniera aeroespacial Mishaal Ashemimry, primera mujer de origen saudí que trabaja en la NASA, está llevando la batalla por la igualdad a las redes sociales y fuera de ellas.

Con la profundidad que le caracterizaba, el célebre físico Stephen Hawking comentó en una ocasión que si quieres dar sentido al universo, “mira hacia arriba, a las estrellas, y no hacia abajo, a tus pies”.

A la tierna edad de seis años, mientras visitaba a su familia en Arabia Saudí, Mishaal Ashemimry se paró en el desierto de Unaizah, bajo el colosal cielo nocturno, contemplando una brillante bóveda de planetas, estrellas y galaxias lejanas, y descubrió su vocación: construir cohetes.

“Un sentimiento de asombro se transformó entonces en un anhelo de conocimiento para alimentar mi curiosidad”, recuerda Ashemimry, que ahora tiene 40 años. “Esta sensación marcó el rumbo de mi vida y fue el catalizador que me hizo decidir qué quería hacer con mi carrera”, asegura.

Lo que siguió a esa epifanía fueron tres décadas y media de incansable dedicación a la aeronáutica y a desentrañar las maravillas del cosmos: acumulando conocimientos a través de enciclopedias mientras crecía en Estados Unidos, desafiando teoremas aceptados en la universidad, luchando contra viento y marea en el lugar de trabajo y ahora compartiendo su increíble viaje y sus ideas en las redes sociales.

“No pensaba en el impacto que tendría mi trabajo a la hora de romper barreras. Simplemente tenía unas ganas locas de aprender, diseñar y mejorar todo lo que pudiera”.

El extenso currículum de Ashemimry incluye varios puestos de trabajo, como ingeniera de sistemas en Raytheon Missiles & Defense, consultora en Military Industries Corporation y Northrop Grumman (2020-actualidad) y asesora técnico/consultora en la Agencia Espacial Saudí (2022-actualidad). Hasta aquí, impresionante.

Pero lo que sigue causando sensación es su primer destino en la NASA (2006-2007), cuando diseñó un cohete térmico nuclear para una misión a Marte mientras cursaba un máster en Ingeniería Aeroespacial en Florida Tech. Es un hito, entre otras cosas, porque Ashemimry fue la primera mujer de origen saudí que trabajó en la agencia (también es la primera ingeniera aeroespacial de la Unión de Estados Árabes del Consejo de Cooperación del Golfo). Hay puertas que se derriban y ella las derribó todas.

“Para ser sincera, no pensaba en la repercusión que tendría mi trabajo a la hora de romper barreras. Simplemente tenía unas ganas locas de aprender, diseñar y mejorar todo lo que pudiera. Pero no soy la primera mujer que ha contribuido a esto”, dice Ashemimry, antes de rendir homenaje a las pioneras Dorothy Vaughan, Mary Jackson y Katherine Johnson, cuyas luchas por la igualdad en la NASA fueron elocuentemente retratadas en la película Figuras ocultas, en el año 2016.

Un espíritu determinado

Su humilde deferencia hacia sus antepasados y su sonrisa fotogénica esconden una determinación tenaz y un espíritu de superación. Desde el día en que dejó a su madre y a su hermana más cercana para ir a la escuela preparatoria, un paso que ella describe como “emocionalmente agotador”, hasta el momento en que un mercado laboral aeroespacial en declive la obligó a tomar algunas decisiones profesionales de lucha o huida, Ashemimry siempre ha estado en la cuerda floja.

“Cuando dejé Raytheon [en 2010] fue difícil encontrar otro trabajo”, dice. “Me enfrenté a la disyuntiva de deprimirme y esperar a que se abriera una vacante en alguna empresa aeroespacial, o crear la mía propia. Me enfrentaba a liderar o seguir; elegí liderar”.

Así nació Mishaal Aerospace -Ashemimry tenía entonces 26 años- con el objetivo de diseñar, fabricar y lanzar cohetes para clientes que necesitaban cargas útiles relativamente pequeñas, de menos de 500 kilogramos.

Al principio, los augurios eran buenos para la empresa con sede en Estados Unidos. Ashemimry encontró un inversor dispuesto a financiarla, resolvió complicados problemas técnicos y construyó los cohetes. Pero su inversor tuvo problemas financieros y Ashemimry se vio obligada a buscar nuevas inyecciones de liquidez durante dos años y medio.

“El aeroespacial no es un campo fácil para atraer inversores”, admite. “Los que lo aprecian ya están invertidos en otras empresas de cohetes. Y es demasiado arriesgado para el inversor medio”, agrega.

Según su sitio web, todo el desarrollo está en suspenso hasta que se encuentren nuevos benefactores.

“El aeroespacial no es un campo fácil para atraer inversores. Los que lo aprecian ya están invertidos en otras empresas”.

Tras 10 años de incesante y agotador trabajo, lo fácil habría sido abandonar. Ashemimry ha admitido que se lo planteó. Pero ese espíritu de lucha tan arraigado no podía aplacarse; todo se había determinado desde hacía años en el desierto de Unaizah. Además, como demuestra su currículum, la gente llamaba a su puerta deseosa de un poco de su tenacidad, un rasgo que Ashemimry cree que ha contribuido en gran medida a su éxito.

“Una de mis habilidades más fuertes es el deseo de aprender haciendo, y tener la férrea disciplina de hacer las cosas con antelación”, afirma.

“La lección más valiosa que aprendí en Florida Tech fue no fiarme del libro de texto”, añade. “Solía intentar deducir todas las ecuaciones y me encontré con varias escritas erróneamente. Muchos libros de texto, aunque son una gran fuente de conocimientos, deben examinarse con lupa porque pueden tener errores, erratas o una lógica defectuosa. Hay que examinar de verdad cada detalle para captar plenamente los conceptos complejos”, asegura.

El valor de lo auténtico

El último hito de Ashemimry, vicepresidenta de Iniciativas para la Diversidad en la Federación Astronáutica Internacional, es abrir caminos profesionales a futuras generaciones bloqueadas por obstáculos sociales, económicos y geográficos.

“Cuando ves las estadísticas del sector aeroespacial (según los estudios, sólo el 14 por ciento de los ingenieros son mujeres), te sientes impulsada a empujar y hacer lo que haga falta para cambiar las cosas”, afirma. “No me di cuenta de que ésta iba a ser mi responsabilidad como ingeniera. Estaba equivocada. Se convierte en tu responsabilidad facilitar las cosas a los demás, porque parece ilógico que muchos estén en desventaja sin tener culpa de ello”, señala.

Difundir sus enseñanzas en conferencias como MIT SciTech y protagonizar numerosos seminarios web se ha convertido en un vehículo de progreso para Ashemimry. “Lo más importante es ser auténtico. Y ayudar al público a usar su imaginación mediante una representación o visualización clara de lo que se está hablando”, afirma.

Y recientemente, la búsqueda de reconocimiento se ha trasladado a otro campo de batalla, las redes sociales, donde Ashemimry no deja de acumular seguidores apasionados y sedientos de conocimientos, con una parte considerable de sus publicaciones escritas en árabe.

El año pasado se unió al grupo de creadores influyentes de Snapchat conocidos como Snap Stars, y está utilizando la plataforma de mensajería multimedia, que cuenta con más de 22 millones de usuarios mensuales sólo en Arabia Saudí, para instar a sus seguidores a apuntar alto.

“Se convierte en tu responsabilidad facilitar las cosas a los demás, porque parece ilógico que muchos estén en desventaja sin tener la culpa”.

“El secreto de la participación significativa es el contenido interesante, la transmisión desenfadada de información y la simplificación de ideas complejas”, afirma. “Los posts que más éxito tienen son aquellos en los que comparto mis luchas personales. La gente tiende a relacionarse más con el elemento humano, los dolores y la autenticidad de tu historia”, asegura.

Para Ashemimry, esa inspiradora historia está lejos de terminar. Su deseo de viajar al espacio arde con fuerza; en 2019 apareció en el programa de televisión de Dubái The Astronauts -una especie de versión aeroespacial de The Apprentice-, en el que el coronel Chris Hadfield dirigió un auténtico proceso de selección de astronautas. Ashemimry quedó entre los tres últimos finalistas, de un total de 30 concursantes.

“Las exploraciones pueden arrojar respuestas y llenar lagunas sobre nuestro universo, sistema solar y orígenes”, afirma. “Es la curiosidad por saber más lo que me atrae”, agrega.

Fiel a su estilo, Mishaal Ashemimry sigue apuntando a las estrellas.

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