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El dos de junio México elegirá a su próximo presidente. Al frente de las encuestas se encuentran dos mujeres: Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum.

Han pasado setenta años desde que en octubre de 1953 se otorgó a las mujeres el derecho al voto en México, y poco más de cuarenta años desde que en 1982 Rosario Ibarra de Piedra se convirtiera en la primera mujer en aparecer en una boleta electoral. Ahora, en 2024, dos mujeres son las punteras en las preferencias electorales por la presidencia del país: Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum.

Claudia Sheinbaum, exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, fue la elegida como candidata de los partidos Morena, PT y PVEM, y es respaldada por el presidente Andrés Manuel López Obrador; mientras que la senadora Xóchitl Gálvez cuenta con el respaldo de la coalición Frente Amplio por México (formado por PAN, PRI y PRD).

La próxima elección es considerada como histórica, ya que a pesar de que ocho mujeres han aspirado y logrado ser candidatas para la presidencia, ninguna ha llegado al puesto.

“Desde un sector como el start-up que favorece decididamente la inclusión, no podría sentirme más orgullosa de que las dos candidatas punteras para la presidencia sean mujeres”.

- Marlene Garayzar

De acuerdo con Carlos Capistrán, economista en jefe de Bank of America Securities para México y Canadá, los inversionistas están, hasta el momento, tranquilos con el cambio que viene para el país, en el que casi seguramente una mujer llegará por primera vez a la presidencia.

“Lo que nosotros escuchamos de nuestros inversionistas es que se encuentran tranquilos hasta ahora, no existe inquietud, y quizás tenga que ver con el hecho de que los analistas políticos con los que también nosotros platicamos, no pronostican un giro brusco en la política económica del país ni grandes sorpresas en la materia, independientemente de cuál de las dos candidatas punteras gane la elección de junio próximo: Claudia Sheinbaum o Xóchitl Gálvez”, explica.

“La mayoría de los analistas políticos considera un escenario en el que el Congreso mexicano quede más o menos como se encuentra hoy, es decir, una ligera mayoría para el partido gobernante Morena, junto con sus aliados, y la otra parte en manos de los partidos opositores, lo que no le daría mayoría calificada a un eventual gobierno bajo las siglas actuales, es decir de Morena, para llevar a cabo cambios constitucionales profundos y trascendentales que sí podrían poner nerviosos a los inversionistas”, detalla.


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Sin embargo, Carlos Capistrán advierte que la que gane deberá hacer ajustes fiscales el año siguiente, al inicio del sexenio, para evitar que las agencias calificadoras internacionales decidan reducir la calificación soberana de México, como lo hicieron recientemente con la petrolera del país, Pemex.

Por su parte, Ramsé Gutierrez, vicepresidente senior en Franklin Templeton, señala que “En México, como en muchos otros países, aún existen desafíos en cuanto a la igualdad de género. La elección de una mujer como presidenta podría ser un paso importante en el camino hacia un mayor desarrollo y equidad en el país. Al tener una líder femenina en el más alto cargo político, se envía un mensaje poderoso sobre la importancia de la inclusión y la igualdad de oportunidades para todas las personas, independientemente de su género”.

Marlene Garayzar, cofundadora del unicornio Stori, coincide.

“Desde el ámbito del emprendimiento, y particularmente un sector como el start-up que favorece decididamente la inclusión, no podría sentirme más orgullosa de que las dos candidatas punteras para la presidencia sean mujeres”, señala a The CEO Magazine. “Estoy convencida de que vienen mejores tiempos para la inclusión, y desde Stori estamos listos para acompañar desde lo que sabemos hacer mejor: inclusión financiera. Estamos listas y listos para trabajar con la siguiente presidenta de México”, indica.

Xóchitl, la ingeniera que llegó a la política

De ascendencia otomí, Xóchitl Gálvez nació el 22 de febrero de 1963 en Tepatepec, Hidalgo, localizado en el Valle del Mezquital. Estudió Ingeniería en Computación en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Su vida académica profesional la desarrolló en la Ciudad de México y, posteriormente, se especializó en inteligencia artificial, robótica, edificios inteligentes, sustentabilidad y ahorro de energía.

Su incursión en la política inició cuando obtuvo su primer cargo público por medio de un concurso en el sexenio del presidente panista Vicente Fox (2000-2006). Fue así como se convirtió en directora general de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y en 2010, buscó la gubernatura de Hidalgo por la coalición “Hidalgo nos une”, que integraban los partidos PAN, PRD, PT y Convergencia, sin embargo, no triunfó.

Para 2015, fue candidata a la jefatura delegacional de Miguel Hidalgo por el PAN: ganó con el 32 por ciento de los votos a su favor. Y tres años después llegó al Senado de la República por la vía plurinominal, donde hasta la fecha se mantiene.

A la par de su carrera política, Gálvez se ha desarrollado en el plano empresarial y es fundadora de dos compañías: High Tech Services y Operación y Mantenimiento a Edificios Inteligentes (OMEI).

High Tech Services fue fundada en 1992, se dedica a la consultoría de ingeniería y se enfoca en el diseño de edificios inteligentes; entre sus proyectos se encuentran la Torre Manacar, Distrito Polanco, St. Regis Punta Mita, Encuentro Oceanía, Townsquare Metepec, One Marina Park, Forum Naucalpan y Torre Polanco.

Xóchitl Gálvez en campaña

OMEI es una empresa afiliada a High Tech Services y brinda mantenimiento a edificios inteligentes, pero se especializa en la administración. Tiene como proveedores a marcas como LG, Samsung, Bosch y Honeywell.

Desde julio pasado, Gálvez se colocó bajo los reflectores como una verdadera competencia para el partido Morena. El presidente Andrés Manuel López Obrador fue quién la “destapó” como candidata presidencial, y comenzó con una serie de críticas y ataques desde Palacio Nacional, en donde señaló un posible conflicto de interés ya que las empresas de Gálvez tienen contratos con la administración pública. Ante dichas acusaciones, ella señaló que sus negocios y contratos son legales.

Los distintos sectores económicos de México analizan y evalúan a las dos punteras a la presidencia en función de sus propuestas políticas, viabilidad, coherencia y el impacto de estas propuestas en la sociedad, entre otros factores, pero la habilidad de un candidato para conectarse con la audiencia también es un aspecto crucial, según José Ignacio Rasso Ibarra, columnista y empresario mexicano.

“En Xóchitl veo a una mujer que sabe de dónde viene y a dónde quiere ir, pero no ha logrado romper el muro frente a los indecisos y a los desilusionados con el actual gobierno. Veo a una candidata “ciudadana” maniatada, que necesita a los partidos políticos, a sus estructuras y operadores. En su voz y en su mirada se puede leer el peso y estigma que representan en el electorado las siglas del PRI, PAN y PRD. Sabe que así como los necesita, sus dirigencias son un lastre que buscan componendas, fuero y curules en el Congreso. Sabe que son una carga que no le ha permitido salir a flote. En Xóchitl veo verdad en el discurso y poca conexión con el electorado que necesita. Me parece que es momento de reinventarse y fijar una sana distancia con quienes la postulan para acercarse a la ciudadanía, al barrio, al ejido, al obrero, al arrepentido. Si quiere ganar tendrá que remar contracorriente, contra Morena y el estigma de los partidos que representa”, señala.

Claudia, científica y aliada de AMLO

Por otro lado, Claudia Sheinbaum Pardo, candidata de Morena y aliados, es hija del químico Carlos Sheinbaum Yoselevitz y de la bióloga Annie Pardo Cemo. Su familia es judía, de origen búlgaro y lituano, pero sus padres nacieron en México.

Sheinbaum trazó en su trayectoria una carrera política marcada por la ciencia. Es ingeniera energética por la UNAM y ha ocupado cargos de relevancia en la administración pública, incluyendo la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, a la que accedió con un amplio respaldo electoral en 2018 y ha sido fuertemente criticada por las faltas de mantenimiento a la infraestructura de la ciudad, como el metro, durante su mandato.

Nacida el 24 de junio de 1962, Sheinbaum es cercana al Presidente López Obrador. Fue con él con quien inició su carrera política en el 2000 cuando obtuvo el cargo de secretaria de Medio Ambiente de la Ciudad de México, cuando el tabasqueño era jefe de Gobierno.

En 2006, Sheinbaum fue la vocera de la campaña presidencial de AMLO y, al perder esas elecciones, lo respaldó en su decisión de autoproclamarse “presidente legítimo” y ocupar la avenida Reforma de la Ciudad de México exigiendo ser reconocido. Ella conformó el gabinete simbólico.

Para 2015, la ex esposa de Carlos Imaz, fundador del PRD, ganó la delegación Tlalpan y se sumó al Proyecto de Nación 2018-2024 de López Obrador. Tres años después logró ser jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

A la par de su carrera política, Sheinbaum es accionista en dos empresas de manufactura.

Claudia Sheinbaum en campaña

La primera, Eli Cami y CIA; una empresa que se dedica a la fabricación de productos químicos en Naucalpan, Estado de México, mientras que Sintacrom de México se ubica en Guanajuato y está dedicada a producir cromo para curtir piel.

Aunque ha enfrentado críticas por el tema, Sheinbaum ha declarado que es legal su participación en las empresas, y en su declaración patrimonial señala que no recibe remuneración alguna por ello.

En materia académica se graduó como física e ingeniera especializada en eficiencia energética, sostenibilidad y acciones contra el cambio climático. Trabajó para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y fue parte del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, que ganó el Nobel de la Paz en 2007.

“Claudia sabe bien que no se heredan carismas, por eso la protegen, por eso no se sale del discurso presidencial, por eso se sube a la ola de popularidad de López Obrador y a la inercia que vive Morena en el país. No necesita exponerse ni tampoco arriesgarse. Agazapada repite y defiende lo esperado por presidencia. Y es que con los años hemos visto a una mujer que se ha desdibujado en el rostro de otro y que hoy, con las reformas constitucionales propuestas, tratan de dictar la agenda de su sexenio. ¿Se ha mimetizado con el presidente? ¿Es más su lealtad que sus convicciones? ¿Es tan solo una estrategia para llegar a la silla presidencial? Sea cual sea la respuesta, hoy en día vemos a una candidata que navega en voces de otros y se mueve al viento que dictan en Palacio Nacional, habrá que esperar a escuchar su verdadera voz, y si tiene algo más que decir”, comenta José Ignacio Rasso.

El impulso en América Latina

En América Latina, hay 11 mujeres que han asumido la presidencia de su país en los últimos cincuenta años.

Argentina inauguró con María Estela Martínez de Perón en 1974 un mandato donde enfrentó la protesta de trabajadores.

En Bolivia, Lidia Guelier Tejada tuvo un mandato corto en 1979 y fue derrocada en un golpe de estado un año después.

Fue Violeta Chamorro, en Nicaragua, quien en 1990 subió al poder con una coalición opositora al Frente Sandinista de Liberación Nacional, liderado por Daniel Ortega.

“La elección de una mujer como presidenta podría ser un paso importante en el camino hacia un mayor desarrollo y equidad en el país”.

- Ramsé Gutierrez

Ecuador eligió a Rosalía Arteaga en 1997, pero solo tuvo el cargo por dos días, después de que el presidente Abdalá Bucaram fuera destituido del puesto.

En 1999, Mireya Moscoso abrió camino en Panamá al ganar las elecciones contra Martín Torrijos.

Michelle Bachelet tuvo dos periodos en Chile, de 2006 a 2010 y de 2014 a 2018.

Para 2010, Laura Chinchilla fue la primera Mandataria elegida en Costa Rica.

En Brasil, Dilma Rousseff ganó las elecciones del 2011 en una segunda vuelta y posteriormente en 2015, aunque un año después fue destituida.

En Argentina, nuevamente, Cristina Fernández de Kirchner asumió el cargo de 2007 a 2015 sucediendo en el poder a su esposo, Néstor Kirchner.

En 2019, Jeanine Añez fue presidenta interina en Bolivia tras la renuncia de Evo Morales.

En Honduras, Xiomara Castro ganó las elecciones generales de noviembre del 2021 con el Partido Libertad y Refundación.

En México, sería la primera vez que una mujer asuma el cargo. Aunque tienen perfiles distintos, Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum representan opciones significativas en la contienda presidencial demostrando que el liderazgo femenino está en ascenso en la arena política del país.

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