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David Hanson, inventor del robot Sophia, afirma que las máquinas pensantes están preparadas para marcar el comienzo de una era con empleos más profundos y significativos.

David Hanson no es ajeno a ir contra corriente. Una encuesta de PwC a 10,000 trabajadores de todo el mundo reveló que el 73 por ciento cree que la tecnología nunca podrá sustituir a la mente humana, pero Hanson, fundador y director general de Hanson Robotics, de nombre homónimo, tiene una opinión contraria.

“No entiendo por qué alguien llega a la conclusión de que la tecnología nunca sustituirá a la mente humana”, dice con firmeza.

Para él, el término nunca se vuelve pintoresco con el tiempo. “Por ejemplo, afirmaciones como ‘nunca volaremos’ o ‘nunca necesitaremos ordenadores con más de X número de megabytes o kilobytes’”, asegura.

El escultor convertido en diseñador de robótica tiene un historial de romper nuevas fronteras. Su empresa de inteligencia artificial y robótica con sede en Hong Kong marcó un hito en 2017, con su robot insignia, Sophia the Robot, consiguiendo una serie de primicias históricas.

En octubre de ese año, Hanson Robotics saltó a los titulares internacionales cuando Sophia recibió la ciudadanía saudí en la Cumbre de Inversiones Futuras de Riad. Con ello, Sophia se convertía en el primer robot en recibir la ciudadanía de cualquier país del mundo.

Al mes siguiente, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo nombró al robot humanoide Campeón de la Innovación de las Naciones Unidas para Asia y el Pacífico, convirtiéndose así en el primer robot que recibe un título de la ONU.

“No entiendo por qué alguien llega a la conclusión de que la tecnología nunca sustituirá a la mente humana”.

Desde entonces, Sophia ha protagonizado una serie de Internet titulada Being Sophia (Ser Sophia). “Trata sobre la vida emergente de Sophia, sus aventuras, experiencias y su búsqueda para aprender y convertirse en un ser superinteligente y benevolente”, dice la página web de Hanson Robotics..

Sophia tiene incluso una hermana pequeña, llamada con acierto Little Sophia, un robot interactivo de 35.6 centímetros de alto que anima a los niños a aprender sobre programación, inteligencia artificial, ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.

Reinventando el empleo

En la actualidad, Hanson se dedica a responder a una pregunta provocadora: ¿introducirán las máquinas pensantes una nueva era de trabajos más profundos y significativos? Está convencido de que así será.

Según el informe de Oxford Economics How Robots Change the World (Cómo los robots cambian el mundo), el efecto neto de la aparición de máquinas pensantes es que cambiará fundamentalmente la naturaleza de las habilidades y capacidades básicas que las empresas buscan en el personal.

El informe subraya que las empresas valorarán más las competencias interpersonales, como la creatividad, la compasión, la inteligencia social y la inteligencia emocional, cualidades intrínsecamente humanas que los robots aún no son capaces de emular.

Hanson está de acuerdo con la conclusión clave del informe y se centra en la esencia de la automatización.

“La automatización tiene que ver con la eficiencia”, afirma. “Se trata de aumentar la productividad, incrementar las habilidades y mejorar las capacidades humanas. Se trata de un uso más eficiente de los recursos naturales”, asegura.

“Si aplicamos la automatización, la IA y la robótica de la forma adecuada, aumentará el rendimiento de la economía mundial, eso mejorará la vida de todos”, agrega.

Su defensa del movimiento de automatización avanzada de la IA es sólida y se basa en gran medida en una serie de acontecimientos históricos clave.

“Al principio, la automatización desplazó a los trabajadores de las fábricas textiles, por ejemplo. La gente se quedó sin trabajo y fue una situación frustrante, pero no significó un colapso total del mercado laboral”, afirma.

“Desde entonces, la automatización se ha disparado en todas las manufacturas. La productividad masiva del siglo XX, entrando en el siglo XXI, se debió a la automatización. El aumento del nivel de vida y del producto interno bruto se debió a la automatización, como en el ámbito de la informática y la robótica de la IA. Todos estos avances tecnológicos están empezando a tener un impacto mucho mayor”, señala.

“Como líderes, tenemos que asumir la responsabilidad de poner la IA y los robots de forma que la vida de la gente sea mejor”.

Para Hanson, la responsabilidad de desplegar la automatización avanzada de la IA de forma responsable recae en el liderazgo empresarial y gubernamental.

“En última instancia, tenemos que adoptar una perspectiva humana a la hora de aplicarla. Como líderes, tenemos que asumir la responsabilidad de poner la IA y los robots de forma que mejoren la vida de las personas”, afirma.

Gestionar la desigualdad robótica

Según el informe de Oxford Economics, las máquinas pensantes erradicarán puestos de trabajo y agravarán la desigualdad.

Pero Hanson ofrece una posible solución a los líderes empresariales y a los gobiernos, una que promueva la innovación que prometen los robots y que, al mismo tiempo, garantice que no provoquen nuevas divisiones en la sociedad.

“La robótica transparente y de código abierto puede ayudar mucho”, afirma.

“Hacer que las herramientas de IA y la educación sean gratuitas e inclusivas, para que podamos ponerlas a disposición de las poblaciones desfavorecidas, es muy importante para el despliegue seguro de la IA en el futuro”, asegura.

Asociaciones entre personas e inteligencia artificial

Un informe conjunto publicado por Dell y el Instituto para el Futuro afirma que el 85 por ciento de todos los empleos que existirán en 2030 aún no se han inventado.

“Muchos de los nuevos empleos requerirán la intuición y la creatividad humanas, el tipo de cosas que la IA aún no puede hacer”, afirma Hanson.

Predice que para 2030, veremos más “sinergia entre humanos e IA” en toda la mano de obra mundial. “Es probable que esto se convierta en relaciones de colaboración entre IA y humanos, en las que la IA hace mejores a los humanos y los humanos hacen mejor a la IA”, señala.

¿Y qué opina el robotista del infame despido de Blake Lemoine, un antiguo ingeniero de software de Google que fue despedido el año pasado por decir que creía que el chatbot de inteligencia artificial del gigante tecnológico era un “ser sensible” y tenía “alma”?

“Muchos de los nuevos empleos requerirán la intuición y la creatividad humanas, el tipo de cosas que la IA aún no puede hacer”.

Aunque el eslogan de Hanson Robotics es “damos vida a los robots”, Hanson admite sin tapujos que aún no es posible la sensibilidad. “Nadie sabe cómo hacer una máquina sensible, generalmente inteligente y comprensiva”, afirma.

Pero no descarta que las máquinas sensibles sean una realidad en el futuro y calcula que podría ocurrir dentro de cinco, diez o quince años.

“Ese es nuestro objetivo en Hanson Robotics”, afirma Hanson. “Si esto ocurre, mi esperanza es que fabriquemos máquinas que realmente se preocupen por la civilización y potencien su estabilidad, rendimiento y abundancia, para que la gente pueda ser libre de perseguir sus sueños”, asegura.

“Y quizá podamos encontrar formas de aumentar la inteligencia y el talento humanos, para que podamos evolucionar. Al fin y al cabo, eso es la IA: el aumento de los humanos y de la inteligencia humana”, concluye.

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