Puede que esta mañana te hayas levantado descansado tras una noche en tu colchón de espuma viscoelástica. Tal vez hayas bajado las escaleras y te hayas servido un bowl de tu granola favorita, ya sabes, el que tiene fresas liofilizadas. Tal vez utilizaste una aspiradora de mano para remover las migajas, o habrás ignorado el desorden para tomar una selfie rápida con la cámara del celular.
Parece un comienzo de día bastante común. Pero, aunque estos distintos objetos son parte de nuestra vida cotidiana, tienen algo mucho más extraordinario en común. Fueron diseñados originalmente para su uso en el espacio, y a medida que la tecnología espacial sigue evolucionando, también lo hacen sus aplicaciones aquí en la Tierra, no solo en casa, sino también en el mundo de las grandes empresas. Cada vez son más las compañías que buscan en el espacio la última tecnología que pueda llevar a sus organizaciones a niveles estratosféricos de éxito.
Los servicios por satélite son uno de los principales ámbitos ideados por los científicos espaciales, pero ahora ampliamente aprovechados por un gran número de empresas de todo el espectro industrial.
De hecho, la Agencia Espacial Europea (ESA) lleva 15 años promoviendo activamente el uso de servicios por satélite en otros sectores de la economía, según explica a The CEO Magazine su director de aplicaciones y soluciones, Nick Appleyard.
“Todos los tipos de transporte y logística utilizan satélites para la navegación y la conectividad”, afirma. “Se utilizan para controlar y gestionar la agricultura y las ecologías de la tierra y el agua, extienden servicios críticos como la sanidad, el turismo y la educación a las comunidades rurales, nos ayudan a vigilar infraestructuras de las que dependemos críticamente y nos ayudan a gestionar sistemas complejos de tráfico y recursos incluso en el corazón de nuestras ciudades”, agrega.
“Trabajamos con más de 100 organizaciones con un profundo conocimiento de un segmento del mercado en el que se utilizan satélites, y junto con ellas identificamos oportunidades de innovación y negocio”.
– Nick Appleyard
La ESA empezó con unos pocos casos piloto y desde entonces ha trabajado con empresas para integrar esta tecnología en cientos de nuevos servicios que van desde la fruticultura a la señalización ferroviaria. También ha incubado más de 1,000 nuevas empresas en todos los países de Europa con este tipo de ideas de productos.
“Trabajamos con más de 100 organizaciones asociadas, cada una de ellas con un profundo conocimiento de un segmento del mercado en el que se utilizan satélites, y junto con ellas identificamos oportunidades de innovación y negocio”, explica Appleyard.
“Trabajamos sobre todo con pymes [pequeñas y medianas empresas], que pueden actuar con rapidez para desarrollar un nuevo producto y demostrarlo con su primer cliente. Les ayudamos con asesoramiento y apoyo técnico de la ESA, además de compartir sus costos en el desarrollo del producto”, comparte.
Alrededor de la mitad de estos proyectos desembocan inmediatamente en una venta comercial, lo que permite a las empresas obtener financiación para su crecimiento y crear una nueva empresa. “Y si esas empresas acuden a nosotros con sus propias ideas de negocio, estamos igualmente encantados de apoyarlas del mismo modo”, añade.
Cada año es más fácil para las empresas beneficiarse de esta tecnología de punta y, aunque Appleyard admite que hay una curva de aprendizaje y a menudo un precio elevado cuando se trata de integración, señala también que hay muchos especialistas que pueden ayudar. Los resultados finales suelen compensar con creces el desembolso inicial.
“A grandes rasgos, hay tres tipos de tecnología por satélite: las capacidades de posición y navegación por satélite, que ahora están completamente estandarizadas en smartphones y dispositivos de mano; las comunicaciones por satélite, que se han diversificado desde la familiar emisión de TV a una gama de equipos de banda ancha y datos; y las imágenes y datos de sensores por satélite”, afirma.
“Esas imágenes familiares están incluso disponibles de forma gratuita, descargables a través del portal de datos Copernicus de la Comisión Europea, por lo que es un buen punto de partida”, indica.
Fleet Space Technologies, con sede en Australia, es otra empresa innovadora en este campo, que aporta aplicaciones de tecnología espacial a un amplio abanico de empresas.
Flavia Tata Nardini, cofundadora y CEO, ve un gran potencial para la tecnología espacial en el ámbito de la exploración minera mediante el aprovechamiento de esta revolucionaria tecnología de satélites de la era espacial.
“Según la Agencia Internacional de la Energía, necesitamos multiplicar por seis el suministro de minerales críticos para alcanzar nuestras ambiciones de cero emisiones netas en 2050”, comparte. “Eso plantea la cuestión de cómo hacer que la exploración de minerales esté más basada en datos, sea más ágil y rápida en las regiones altamente remotas e inaccesibles de la Tierra, donde a menudo tiene lugar la exploración”, dice.
“Según la Agencia Internacional de la Energía, debemos multiplicar por seis el suministro de minerales esenciales para alcanzar nuestras ambiciones de cero emisiones netas en 2050.”
– Flavia Tata Nardini
Mientras que la adquisición y el tratamiento de los datos de las prospecciones geofísicas han tardado tradicionalmente meses, la tecnología espacial que utiliza constelaciones de satélites y sensores con procesamiento de vanguardia incorporado y conectividad por satélite, puede transmitir los datos de las prospecciones geofísicas a la nube casi en tiempo real desde cualquier punto de la Tierra.
“Por eso hemos creado ExoSphere, nuestra novedosa solución vía satélite que combina las ventajas de la conectividad por satélite con la adquisición remota de datos geofísicos para ofrecer modelos tridimensionales del subsuelo terrestre”, explica.
“Gracias a ExoSphere, podemos desplegar rápidamente un conjunto de sensores sísmicos para recopilar datos y obtener imágenes en 3D del subsuelo de hasta 2.5 kilómetros de profundidad en cuestión de días, con un impacto medioambiental casi nulo”, indica.
Hasta la fecha, la tecnología ExoSphere se ha utilizado para realizar más de 180 prospecciones en diversos tipos de materias primas en los cinco continentes. Ya cuenta con más de 30 clientes de exploración en todo el mundo, entre ellos Río Tinto, Barrick Gold y Core Lithium.
Según Nardini, mientras que la exploración minera ha implicado históricamente grandes cantidades de perforaciones exploratorias, que pueden ser muy costosas y tener un impacto ambiental, esta tecnología espacial proporciona rápidamente información que ayuda a los equipos a hacer más con menos perforaciones.
“Se trata de un gran paso adelante en el sector de la exploración minera, y estamos orgullosos de contribuir con nuestra tecnología espacial a avanzar hacia el futuro de las energías renovables que nuestro mundo necesita tan desesperadamente”, afirma.
Ante el gran potencial que encierra el despliegue de la genialidad de la ciencia espacial más cerca de casa, EY ha puesto en marcha su propia Iniciativa de Tecnología Espacial, que desarrolla ideas para clientes de diversos sectores, bajo la estrecha supervisión del consultor ejecutivo Brian Killough, antiguo científico de la NASA.
“Para la mayoría de la gente, la data por satélite es un tema desalentador que parece demasiado técnico para entenderlo”.
– Brian Killough
Algunas de ellas son la vigilancia de activos de energía, servicios públicos y ferrocarriles para gestionar la vegetación, detectar anomalías hídricas y medir el hundimiento y la erosión; la detección de objetos, como vehículos y paneles solares, para apoyar a las empresas de energía y servicios públicos, así como a los gobiernos; la medición del secuestro de carbono y las emisiones de la tierra para el cumplimiento de la normativa de emisiones netas cero y el comercio de carbono; y la vigilancia de activos mineros para seguir los avances en rehabilitación y reforestación.
Aunque las aplicaciones son infinitas, Killough afirma que aún queda mucho trabajo por hacer para educar a los clientes, las empresas y el público en general sobre el potencial de los datos (data) por satélite.
Por ello, EY ha puesto en marcha programas como EY Ripples y EY Open Science Data Challenge, cuyo objetivo es educar a la comunidad empresarial sobre el potencial de este sector y cómo pueden aprovechar los datos de los satélites para abordar una serie de preocupaciones, como las relacionadas con la sostenibilidad, los informes ESG y el impacto del cambio climático.
“Para la mayoría de la gente, es un tema desalentador que parece demasiado técnico para entenderlo”, reconoce Killough. “Pero, gracias a los avances en tecnología informática, al desarrollo de productos de datos listos para el análisis y a las herramientas de aprendizaje en línea, es posible que cualquiera aproveche el poder de los datos de satélite”, asegura.
A través de su concurso anual EY Open Science Data Challenge, creado en torno a los Objetivos de Sostenibilidad de las Naciones Unidas, jóvenes profesionales y estudiantes utilizan el aprendizaje automático y la IA para ayudar a resolver problemas mundiales y compartir esas soluciones en beneficio de la sociedad.
“Cada año el desafío ha utilizado datos de satélite para centrarse en temas como la propagación de incendios, los modelos de distribución de especies de ranas en regiones biodiversas, la detección de cultivos de arroz y la previsión de su rendimiento y la detección de daños costeros por tormentas tropicales”, concluye Killough.