Los millennials adoran a Gabby Bernstein. La autora del bestseller del New York Times tiene una profunda capacidad para hablar desde la experiencia con una honestidad y franqueza refrescantes, lo que toca la fibra sensible de esta generación. Se sienten identificados con su enfoque moderno y cercano de la autoayuda y el desarrollo personal y profesional.
Y a medida que las mareas del liderazgo cambian del poder y el control a la colaboración y la entrega, las enseñanzas de Bernstein no podrían alinearse mejor. No cabe duda de que su mensaje de liderazgo basado en el amor, y no en el miedo, ha contribuido a crear la percepción que esta generación tiene del verdadero éxito. Una generación que cree que el propósito y el beneficio van de la mano, y que el éxito se mide no sólo en términos financieros, sino también por el impacto positivo en la sociedad y en el mundo en general.
Sabiendo esto, resulta un tanto sorprendente que Bernstein declare a The CEO Magazine que aún lucha en el tema del control.
“La rendición es una práctica diaria para mí. Para ser sincera, soy una obsesiva del control”, admite. “Pero he hecho mucho trabajo de crecimiento personal para apoyar la parte de mí que necesita tener el control para sentirse segura”, agrega.
Es probable que muchos líderes se sientan identificados con una fuerte necesidad de control. Según Bernstein, eso forma parte del ser humano. Y, en cierto modo, el control puede ser incluso algo bueno.
“La parte controladora de mí es la misma que escribió 10 libros en 13 años y ha servido a lectores de todo el mundo”, dice. “Cuando puedes aprender a aprovechar tu control de forma creativa, puede ser muy valioso”, asegura.
Sin embargo, hay partes del control que pueden poner en riesgo no solo a un equipo de trabajo, sino en cada aspecto de la vida.
“Cuando puedes aprender a aprovechar tu control de forma creativa, puede ser muy valioso”.
El control también tiene un lado oscuro. En el liderazgo es mejor mantenerlo al mínimo, dice, recordando un momento en que su necesidad de control se le fue de las manos.
“En el punto álgido de la pandemia, me costaba mucho tomar decisiones sobre cómo dirigir nuestro negocio. Estaba alucinada, desencadenada y controlaba demasiado, por no decir otra cosa”, recuerda Bernstein. “En ese estado maníaco, creé mucho caos y malestar entre el equipo”, señala.
“Este fue un momento que me llevó a crear límites más fuertes en el trabajo y a sumergirme profundamente en la sanidad de mis patrones controladores. Estoy orgullosa del giro que di en ese momento y de mi compromiso con el crecimiento como líder”, asegura.
Esto demuestra que, por muy famoso o exitoso que sea alguien, o por mucho trabajo que haya hecho, el control puede sacar a relucir su lado feo. Bernstein explica que, en el caso de los líderes, a menudo aflora debido a las presiones por hacerlo todo bien.
“Muchos líderes tienen un alto nivel de exigencia y expectativas”, afirma. “Hablo por mí cuando digo que a menudo he tenido problemas para confiar en que la gente hará el trabajo como yo quiero. A menudo, los líderes recurren a un comportamiento controlador para mantener el orden y hacer que las cosas avancen”, señala.
Además, asegura que cuando tienes un equipo que no está rindiendo al máximo y de la mejor manera posible, puede parecer imposible soltar el control.
“Un líder controlador crea un entorno inseguro para que la gente hable y sea creativa”.
Sin embargo, es posible y preferible. La microgestión sólo ahoga la creatividad, limita el potencial de los equipos y obstaculiza el crecimiento de la organización.
“Un líder controlador crea un entorno inseguro para que la gente hable y sea creativa”, afirma Bernstein. “Me he dado cuenta de que esto ocurre en mi propia empresa. Cuando me vuelvo demasiado controladora, la gente se cierra en banda. No puedo imaginar que se sienta seguro o creativo un jefe que intenta controlar el flujo de trabajo”, asegura.
¿Cómo es la verdadera rendición en el liderazgo?
“Sabes que te has rendido cuando te sueltas y liberas tu necesidad de controlar, manipular y forzar resultados”, dice Bernstein. “Los líderes de éxito son radicalmente honestos. Son conscientes de sus puntos fuertes y débiles. Y lideran desde un lugar de claridad, compasión, conexión y creatividad”, comenta.
Bernstein comparte una ruta para ayudar a todos los líderes a aprender a liberar el control y crear espacio para la innovación, la creatividad y la resolución colectiva de problemas en sus equipos y organizaciones. Es el mismo consejo que ella desearía que le hubieran dicho hace 20 años, cuando creó su primera empresa.
“Los líderes de éxito son radicalmente honestos. Son conscientes de sus puntos fuertes y débiles”.
Estas son las cinco formas en que los líderes pueden empezar a liberar el control y aprovechar el éxito.