Se ha vuelto a poner sobre la mesa el tema de la brecha salarial entre hombres y mujeres. Se trata de un problema mundial que las mujeres deben defender negociando su valía cuando asumen puestos ejecutivos. Tenemos una posibilidad real de cerrar la brecha, pero hay cosas que se deben poner en marcha.
En los cientos de entrevistas con ejecutivos y directivos a las que he asistido a lo largo de mi carrera (donde se registra la mayor diferencia salarial entre hombres y mujeres), nunca he visto a una mujer negociar el salario.
En cambio, en las negociaciones con hombres a menudo les escucho exigir un aumento para cambiar de puesto; si el salario previsto para un puesto no cumple sus expectativas, ellos te lo harán saber.
Los estudios son interminables sobre la reticencia de las mujeres a negociar, con afirmaciones que oscilan entre el 60 y el 70 por ciento de quienes nunca han negociado su salario. ¿Hemos sido demasiado educadas para preguntar?
Negociar tiene un costo social, y parece que es mayor para las mujeres que para los hombres. Saben intuitivamente que reivindicar por sí mismas un salario puede suponer una situación socialmente difícil; sin embargo, quien no pide, no recibe, y así se mantiene la brecha.
Las mujeres tenemos que empezar a negociar, reconocer nuestra valía y pedir un salario que nos respalde.
Las mujeres tenemos que empezar a negociar, reconocer nuestra valía y pedir un salario que nos respalde.
Comprender el valor que aportas a una organización puede reflejarse positivamente en tu candidatura. Cualquier empresa que contrate a un profesional de alto nivel espera que tenga capacidad para negociar.
Como dijo Sheryl Sandberg en su famosa entrevista en Facebook: “Me estás contratando para dirigir tu equipo de acuerdos, entonces seré una buena negociadora”.
Una simple negociación hace la diferencia; demuestra a tu posible empleador el valor que tiene tu capacidad. Cuanto más serena y segura sea tu petición, menos probabilidades tendrás de ser cuestionada.
Mi consejo es que dediques tiempo a creer en tu valía, investigando las tarifas del mercado y comprendiendo cómo se ajusta tu experiencia a ellas; esto te permitirá entrar en las negociaciones con confianza y con la convicción de que tu petición no solo es justa y razonable, sino que se reflejará de forma natural en tu lenguaje corporal y tu comportamiento.
Enmarca siempre tu petición en un escenario en el que todos salgan ganando, haciendo hincapié en el valor que representarás para la empresa en lugar de vincular la necesidad de una mayor remuneración a gastos personales como hipotecas o gastos escolares.
Dedica tiempo a creer en tu valía, investigando los precios del mercado y comprendiendo cómo se ajusta tu experiencia a ellos.
También merece la pena plantearse negociar un paquete completo para alcanzar los resultados deseados ligados al rendimiento, especialmente en situaciones en las que el salario base es menos flexible, con primas, incentivos a largo plazo y complementos incluidos.
Las mujeres más jóvenes también deben saber el valor de negociar correctamente, porque quizá dentro de 10 años el vacío esté cubierto. Hasta entonces, debemos aprender a dominar el arte de una negociación para imponer nuestro valor y respeto, y animar a otras mujeres de negocios a hacer lo mismo.
Laura Grierson
Miembro del Grupo de Colaboradores
Laura Grierson cuenta con más de una década de experiencia en búsqueda de talento. Es directora de la consultora global de búsqueda de directivos y consejos Acacia desde enero de 2015. Ha liderado búsquedas críticas de directivos y altos ejecutivos para empresas del ASX100, micro-caps, grupos de capital riesgo y grandes bancos. Asesora a consejos de administración y directores generales sobre talento y diseño organizativo y dirige las capacidades de diversidad e inclusión de Acacia. Para más información, visita https://acaciasearch.com/team/laura-grierson