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La Antártida es uno de los lugares más aislados y vírgenes del planeta, y ahora los viajeros pueden visitarlo con todo lujo.

“No conozco a nadie que haya estado en la Antártida que no se haya sentido profundamente cambiado por este lugar”, dice el explorador polar y aventurero Ben Saunders, señalando una gran fotografía suya dando dos pulgares arriba en el Polo Sur. “Es alucinante”, asegura.

Es una frase común entre los viajeros que han regresado del desierto blanco. Estar en presencia de nadie ni de nada -aparte del hielo, las montañas y el viento helado- es una experiencia que cambia la vida y una perspectiva seductora para aventureros como Saunders.

Como uno de los mayores expertos polares del mundo, Saunders es todo un experto en la Antártida. Él y su compañero de expedición, Tarka L’Herpiniere, fueron los primeros en completar la misión que derrotó al Capitán Scott y a Sir Ernest Shackleton: un viaje de ida y vuelta de 108 días desde la isla Ross de la Antártida hasta el Polo Sur. También ostenta el récord mundial del viaje en solitario más largo por el Ártico (2,888 kilómetros) y ha recorrido más de 6,000 kilómetros sobre sus esquís.

Sólo 200 personas al año pisan la Antártida, 600 menos que las que suben el Everest.

También hay que decir que no es un anuncio andante de un relajante viaje a la Antártida. Tomando champán en la boutique de Bremont en Mayfair, nos cuenta cómo arrastró bolsas de 200 kilos por entornos dolorosamente homogéneos -perdiendo el 20 por ciento de su masa corporal en el proceso- y cómo estuvo sin Internet ni señal telefónica durante más de dos meses.

“Pasamos 27 o 28 días en línea recta y no vimos nada”, dice. “Veíamos valles que se extendían al este y al oeste y que estábamos casi seguros de que nadie había pisado nunca”, asegura.

Esta naturaleza inexplorada es lo que hace que la Antártida resulte tan atractiva para los viajeros de lujo. Sin embargo, en la mayoría de los viajes turísticos no hay que arrastrar cientos de kilos por glaciares y ventiscas. Viajar a la Antártida es decididamente más lujoso. Atravesarás el continente a bordo de un avión privado y aterrizarás en el Polo Sur para hacer una parada fotográfica antes de subir a los nunataks y mezclarse con los 600,000 pingüinos emperador que viven en estas tierras heladas.

El otro atractivo es su exclusividad. Sólo 200 personas al año pisan la Antártida, 600 menos que las que suben el Everest. Por ello, las vacaciones económicas en la Antártida son imposibles: hay que desembolsar entre 8,000 y 200,000 dólares por persona.

“No tiene por qué ser un sufrimiento”, reconoce Saunders. “En la Antártida se vive una magia absoluta”, agrega.

Quintessentially Travel aterrizó recientemente en el Polo Sur con los especialistas antárticos White Desert. Nos basamos en su experiencia para ofrecerle los detalles cruciales para una aventura antártica.


Cuándo viajar

Al estar en el hemisferio sur, los veranos en la Antártida son en diciembre y los inviernos en julio. El verano es un término un poco vago; un día cálido de mediados de verano alcanza los -20 grados centígrados, con temperaturas en la costa que llegan a los -10 grados centígrados si se tiene mucha suerte.

De noviembre a febrero sigue siendo la única época en la que se puede viajar a la Antártida, ya que las temperaturas invernales descienden hasta los 60 grados bajo cero, con apenas una o dos horas de luz al día. Planifícalo con antelación y lleva muchas capas de ropa.


Cómo llegar

Sin aeropuerto y apenas un puerto marítimo, llegar a la Antártida es todo un reto. Las opciones se limitan a un crucero o un avión privado; el primero supone pasar 36 horas cruzando el agitado Pasaje de Drake, y el segundo, un vuelo de cinco horas desde Ciudad del Cabo a la única pista de aterrizaje de la Antártida, Wolf Fang. Los viajes están a merced del impredecible clima, por lo que habrá que ser flexible con las fechas.


Dónde alojarse

White Desert Echo Camp: White Desert es el único operador que ofrece aventuras a la Antártida en jet privado. Puedes unirte a una de sus excursiones, como la exploración de ocho días del Polo Sur, o llegar en tu propio avión privado. Alójate en el Echo Camp, con capacidad para 12 personas en eco-cabañas dobles con calefacción y ventanas que van del suelo al techo, donde podrás realizar actividades adicionales como esquí, rappel y escalada.


Scenic Eclipse: Si vas a llegar por mar, este barco es la opción perfecta. Lleva dos helicópteros y un submarino para explorar el cielo o el mar, además de todos los detalles de un superyate: spa, balcón privado y servicio de mayordomo. Los viajes duran más de 16 días cada uno, y el buque está equipado con la tecnología más avanzada para garantizar un viaje tranquilo, lo cual es una bendición, dado lo agitado que puede ser el Pasaje de Drake.


Expediciones EYOS: La principal razón para reservar una Expedición EYOS es la flexibilidad. La tripulación viajará a donde usted quiera, cuando usted quiera, una ventaja muy valiosa dadas las volubles condiciones meteorológicas de la Antártida. Sólo tiene que reservar una habitación en uno de sus superyates privados y partir, con embarcaciones como el Legend, un antiguo remolcador rompehielos de 74 metros de eslora. Alójate en la suite del propietario para disfrutar de un lujo desenfrenado con paneles de madera.

Este artículo se publicó por primera vez en Quintessentially y se publica con su permiso. Para más información, visite Quintessentially.com
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