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Dan Carter, ex superestrella de los All Blacks, vivió momentos increíbles en el campo de rugby. Ahora, aprovecha las lecciones aprendidas de ambos para dejar su huella como hombre de negocios y empresario.

Dan Carter exjugador de rugby neozelandés, llega a la sesión fotográfica de The CEO Magazine en el InterContinental Sydney. Lleva una impecable camisa blanca y corbata negra, pero son sus elegantes tenis deportivos los que llamaban la atención de su antiguo jefe, Steve Tew.

Y es que cada vez que Carter compartía campo con la selección de rugby de Nueva Zelanda, All Blacks, Tew, ex director general del equipo, se le acercaba después del partido, le daba un golpe a sus tenis blancos y decía: “Sólo comprobaba. Sólo comprobaba que tus pies siguen en el piso”.

Hace poco, Carter se encontraba en un aeropuerto y recibió ese golpe ‘familiar’ por detrás.

“Me dije: ‘¿Quién es? Oh, Tewy’. Algo en lo que trabajamos mucho en los All Blacks es nunca olvidar de dónde vienes”, comparte.

Por la magnitud de sus logros en el campo de rugby, fue nombrado jugador del año por la International Rugby Board tres veces y tiene el récord como mejor anotador en la historia. Carter no ha olvidado de dónde viene: Southbridge, una pequeña comunidad agrícola a una hora de Christchurch, donde aún viven sus padres.

“Es muy importante que cuentes con un grupo unido de amigos que te conozcan desde antes de convertirte en jugador de rugby”.

Aunque ahora vive en Auckland con su esposa Honor y sus cuatro hijos, le gusta volver a su ciudad natal.

“Es muy importante que cuentes con un grupo unido de amigos que te conozcan desde antes de convertirte en jugador de rugby”, afirma.

La seguridad de Carter tiene relación con las lecciones que aprendió durante su brillante carrera de 19 años en este deporte.

Su nuevo libro, The Art of Winning, está repleto de sabiduría y estrategias para el liderazgo y la vida que tienen tanto valor en una sala de juntas, un seminario de negocios o en el scrum de un partido decisivo de la Copa Bledisloe. Con su experiencia, Carter intenta lograr su mayor reto hasta la fecha: forjar un camino en los negocios y la filantropía.

Mayores objetivos

Para ir al orígen de lo que convirtió a Carter en la fuerza que representó en el campo de rugby y el hombre que es ahora, hay que remontarse a 2005.

Carter, un joven de 23 años, salió con sus compañeros de equipo después del entrenamiento previo a un partido contra Gales en Cardiff. Fue una larga noche de fiesta, y a las seis de la mañana Carter y sus compañeros subieron a un taxi para ir de Cardiff a Londres.

Cuando llegaron a Londres, desistieron del descabellado plan, pero ya habían roto los protocolos del equipo. Carter estaba agobiado y sólo pensaba en esa mala decisión.

Carter recurrió al psicólogo del equipo, Gilbert Enoka. Éste brindó apoyo a Carter, animándole a concentrarse únicamente en las 24 horas siguientes y documentar sus entrenamientos. Carter continuó el proceso todos los días de esa semana antes del partido de prueba.

“Nos dimos cuenta de que las personas con más éxito en el mundo viven con presión todos los días”.

“Pedí ayuda porque no había forma de prepararme para un partido de prueba pensando constantemente en la gente a la que había defraudado”, reflexiona Carter.

Esa semana de concentración daría sus frutos en el partido; Carter anotó la cifra récord de 26 puntos y realizó el partido de su vida.

“Esa fue la primera vez que me di cuenta del poder que tiene platicar con un psicólogo y aprender a vivir el momento”, dice.
Esta práctica resultó fundamental, ya que dotó a Carter de una herramienta que emplearía a lo largo de su carrera para calmar su mente y aislarla de presiones y distracciones. Más tarde, Carter aplicaría la estrategia en un objetivo particular: convertirse en uno de los grandes All Blacks de todos los tiempos.

Replantear situaciones

Cada vez que Carter se enfrentaba a un reto, dentro o fuera del campo, se preguntaba: “¿Qué haría un grande de los All Blacks en esta situación?”.

Quizás la clave del ascenso de Carter y los All Blacks llegó cuando empezaron a replantearse su actitud ante la presión. La derrota del equipo en la Copa del Mundo 2007 ante Francia los había llevado a las criticas.

El capitán de los All Blacks, Richie McCaw (izquierda), y el vicecapitán, Dan Carter, con el trofeo de la Copa del Mundo de Rugby 2015.

Para tener éxito, Enoka y el psiquiatra del equipo, Ceri Evans, creían que debían aprender a manejar situaciones tensas y de tensión en el campo.

“Nos dimos cuenta de que las personas con más éxito en el mundo viven con presión todos los días”, afirma Carter.
“En realidad es un privilegio tener esa presión en la vida; no queríamos evitarla, queríamos vivirla, porque si puedes hacerlo entonces estás al borde de la excelencia”, comparte.

El equipo ganó la Copa del Mundo 2011 y después se fijó un reto mayor: ser el equipo más dominante de la historia del rugby. Conseguirlo requería un compromiso colectivo.

“Nos esforzábamos por tener una mentalidad de líderes mundiales en todo lo que hacíamos. Cuando entrenábamos, lo hacíamos para ganar. Cuando participábamos en reuniones debatíamos y desafiábamos, teníamos una mentalidad de crecimiento muy clara: queríamos mejorar cada día. Cuando todo el mundo ha asumido esos valores, puedes seguir alcanzando la grandeza”. indica.

Nuevos campos

Aunque la carrera internacional de Carter terminó en 2015, continuó jugando rugby de clubes en Francia y Japón hasta 2020.

“Estaba evitando retirarme a toda costa, volviendo de lesiones, firmando nuevos contratos en distintos países. Evitaba retirarme”, comparte.

Carter pidió un consejo al antiguo jefe de Saatchi & Saatchi, Kevin Roberts, y con su ayuda inició un riguroso proceso de reorientación y conciencia vocacional que animaría a emprender a cualquiera que se encuentre en una coyuntura de su carrera”.

“He pasado por un proceso para saber quién soy, mirar hacia dentro, en torno a mi carácter y mis creencias, y de aprender muchas cosas que me gustan de mi anterior carrera como jugador de rugby y que quiero llevar a este nuevo capítulo de mi vida”, explica.

“He pasado por un proceso para saber quién soy, mirar hacia dentro, en torno a mi carácter y mis creencias, y de aprender muchas cosas que me gustan de mi anterior carrera como jugador de rugby”.

A Carter le apasionaba ganar y retribuir, ambos son pilares que le han proporcionado un marco para evaluar oportunidades y posibles proyectos.

En los últimos dos años, Carter ha puesto en marcha una serie de empresas emergentes, la más notable es Glorious Digital, un proyecto que inició con un grupo de inversores neozelandeses de alto nivel. Mediante el uso de la tecnología blockchain, la empresa se ha centrado en el mercado del arte digital de gama alta, con obras que rinden homenaje a la excelencia deportiva.

Entre sus clientes figuran el torneo de tenis de Wimbledon, el jugador de críquet australiano Steve Smith y el grupo Crowded House.

“La nueva tecnología me llamó la atención. Participar en el deporte de una manera distinta, innovadora y comercial es algo que me entusiasma”, dice Carter sobre la empresa.

Si bien el año pasado el sector de las NFT se enfrentó a dificultades, en 2023 ha dado muestras de resistencia y las perspectivas a largo plazo siguen siendo positivas: un informe de Market Research Future prevé que el mercado alcance un valor de 342 mil 540 millones de dólares en 2032.

Además de su responsabilidad en Glorious, Carter también participa en una empresa de moda masculina en línea llamada Asuwere, ayudó a lanzar los grandes almacenes de lujo Faradays en Nueva Zelanda y recientemente lanzó su propia fragancia DC10 Sport. También colabora con marcas como Mastercard, Louis Vuitton, Adidas y Chemist Warehouse.

Servir a través del liderazgo

En 2021 Carter se unió a Oxford Foundry, una iniciativa de la Universidad de Oxford, ahora fusionada con The Entrepreneurship Business Center en Saïd Business School. Carter se convirtió en su primer leader in practice, que consiste en tutelar a emprendedores centrándose en el desarrollo de habilidades bajo presión.

Carter también fundó una organización benéfica en colaboración con UNICEF, denominada Fondo DC10, que ya ha recaudado más de un millón de dólares para los niños en situación vulnerable en las islas del Pacífico.

Estos proyectos han despertado su interés.

“Me encanta asumir los retos que se presentan, la energía, la emoción, y adentrarme en lo desconocido”, afirma.

En realidad es un privilegio tener esa presión en la vida”.

Sin embargo, Carter sabe que la pasión por sí sola no basta para triunfar. Una visión o un propósito no son más que una declaración de intenciones si no están respaldados por el trabajo.

“Ahí es donde he trasladado la estructura del rugby a mi carrera empresarial. Tengo objetivos que quiero alcanzar anualmente, y luego los desgloso en: ‘¿Qué tengo que hacer esta semana?, y después, ‘¿Cuáles son los pequeños detalles en los que tengo que trabajar cada día? No se puede tener una cosa sin la otra”, señala.

Afrontar la adversidad

Con esta estructura, explica Carter, se está mucho mejor preparado para afrontar los contratiempos que inevitablemente surgirán.

Carter sufrió una lesión en la ingle a mediados del Mundial 2011. Profesionalmente fue doloroso, pero se tomó el tiempo para aceptarlo y expresar su frustración, alimentando fuerzas para apoyar al resto de sus compañeros de equipo.

“Aprendí que cuando tengo un contratiempo, es bueno mostrar tus emociones”, dice.

Al mismo tiempo, Carter encontró la clave para fijarse mayores metas y jugar en la Copa del Mundo 2015. Allí logró un gran final para su carrera internacional, llevando al equipo a la victoria en la final contra Australia.

“Se trata de llevar una decepción a una motivación e impulsarte a tener éxito. Creo firmemente que soy la persona que soy gracias a esos desafíos, a las dificultades, y a superar los momentos de dudas sobre mí mismo”, comparte.

Dan Carter sufrió una agónica lesión en la ingle a mediados de la Copa del Mundo de Rugby 2011.

“Aprendí que cuando tengo un contratiempo, es bueno mostrar tus emociones”.

Carter también ha experimentado dificultades en su carrera empresarial. En 2010, su cadena de tiendas de moda Gas cerró. Ante semejante revés, identificó en qué falló, y admitió que la empresa intentó escalar demasiado rápido.

“Si no lo analizas e intentas pasar al siguiente proyecto, no aprenderás la lección”, señala.

Aprender a dirigir

El liderazgo fue algo en lo que creció constantemente, hasta convertirse en la mano derecha del capitán de los All Blacks, Richie McCaw, como vicecapitán.

“Mucha gente tiene la idea de que los líderes nacen líderes. A mí me guiaron más mis acciones. Necesitaba trabajar mi comunicación y mi entrega. Nunca pensé que sería capaz de hablar en conferencias frente a mil personas; creo que dirigir y jugar al lado de grandes jugadores de rugby me dio la confianza y la capacidad de liderar. Es algo que se puede aprender”, dice.

En la curva de aprendizaje de Carter en su carrera empresarial es importante asumir el papel de principiante. En algún momento, Carter tuvo una platica con Tim Brown, director general de la empresa de calzado Allbirds y antiguo capitán de los All Whites, la selección de fútbol de Nueva Zelanda.

“Estoy en la línea de salida, pero me hace más ilusión que hace 20 años”.

Brown le dijo a Carter que hoy en día la mayoría tenemos al menos tres cimas en nuestra vida laboral. Cada vez que pasas a una nueva carrera, te llevas contigo los conocimientos y la experiencia de la primera, lo que te permite empezar en el punto más alto del siguiente reto.

La clave, explica Carter, está en aprovechar tu experiencia y al mismo tiempo ser humilde para emplear una mentalidad de crecimiento en tu nuevo reto.

“Cuando mucha gente termina su carrera deportiva, no tiene la humildad para aprender nuevas habilidades antes de empezar de nuevo”, dice.

Si se combina el afán de aprender con una base de habilidades ya obtenidas, se puede llegar al siguiente punto mucho más rápido.

“Estoy en la línea de salida, pero estoy más entusiasmado que hace 20 años”, concluye.

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