Crecimiento, esa meta en las empresas, puede provocar la pérdida de la esencia – aquel ingrediente que la hizo ser lo que es – corriendo el riesgo de que las compañías se vuelvan más burocráticas, lentas y monótonas. Es ahí donde la visión estratégica, la cultura y la velocidad en la toma de decisiones, marcan la diferencia entre crecer o estancarse.
Augusto Bauer lo sabe. Como CEO adjunto de Grupo AJE -una multinacional de bebidas de origen peruano con presencia en América Latina, África, Europa y Asia – enfrentó el momento en que la compañía atravesaba una crisis y logró sacarla de ahí recordando su esencia.
“El ADN de AJE es lo que permitió a la empresa ser muy exitosa por muchos años. Pero justo cuando entré había una crisis fuerte en la que se había perdido un poco esa cultura en la compañía con la idea de profesionalizar. Las decisiones se dejaron de tomar rápido, la empresa se volvió burocrática y se crearon estructuras muy grandes que hicieron que perdiera ese ADN de velocidad, de audacia, de emprendimiento”, afirma Augusto.
“Lo que más cuidamos hoy día es que la cultura de la compañía no se rompa y no se pierda.”
“Los fundadores definieron que era mejor recuperarlo y armar a los equipos de los países en donde estaban con una guía de operación. “(Los países) se sentían perdidos con un corporativo que ya no era lo que estaban acostumbrados a ver y ese fue uno de los principales retos”, señala.
Bastó con voltear a ver la misión y la visión de Grupo AJE, para que se redefinieran las iniciativas estratégicas y las acciones a emprender, con una cultura de innovación que suma desde todos los niveles.
“Todos traen ideas a la mesa, se presentan los proyectos, se hace una especie de concurso de proyectos y los ganadores tienen que ejecutar y replicar en varias partes. La gente está trayendo muchas ideas innovadoras, ya sea de eficiencias o de generación de valor, lo que ha creado una dinámica muy simpática”, comparte.
Augusto está convencido de que el norte estratégico que rige a la empresa es la valoración del talento que comulga con los valores de Grupo AJE. “Es gente con ese ADN la que tenemos que cuidar, y lo que más cuidamos hoy día es que la cultura de la compañía no se rompa y no se pierda”.
Con presencia en más de 20 países, Augusto apuesta por la generación de bienestar en la cadena de valor, “una que englobe desde proveedores y colaboradores, hasta clientes, y la clave está en la sostenibilidad”.
“Lo que estamos haciendo es trabajar de la mano con comunidades Amazónicas que nos proveen de los superfrutos que luego despulpamos en la selva y posteriormente convertimos en jugos saludables a través de nuestra marca Amayu. Estamos generando el triple win: que sea bueno para el usuario, bueno para las comunidades y bueno para el planeta”, comenta.
Para dejar huella, Augusto busca replicar este modelo en los países donde la empresa tiene presencia. El articular diferentes actores bajo una sola visión y mantener continuidad a pesar de que las autoridades cambien, “hace que los que vengan sigan la misma línea. Yo creo que ese es el principal reto”.
“En 2016 medimos nuestra huella de carbono y la hemos reducido un 32%. Ahora queremos reducirla más de 50 por ciento. Hay una responsabilidad muy grande.”
Muchas compañías hoy en día lo que hacen es comprar bonos verdes o compensar su huella con bonos de carbono. Pero el verdadero reto es crear soluciones basadas en la naturaleza trabajando directamente con las comunidades amazónicas y las autoridades y la cooperación internacional, , donde se puede ser capaz de crear cadenas de valor sostenibles en nuestros bosques”, afirma añadiendo que «la idea es mostrar a nuestros países que nuestra verdadera ventaja competitiva está en nuestra biodiversidad, el oro verde».
El generar un cambio ante las condiciones climáticas y la contaminación, es la meta que destaca con mayor énfasis: “En 2016 medimos nuestra huella de carbono y la hemos reducido un 32%. Ahora queremos reducirla más de 50 por ciento. Hay una responsabilidad muy grande”, dice.
Esta“revolución natural”, busca generar el negocio y, a su vez, salud y bienestar para el ecosistema.“Es un reto enorme, suena altruista y todo lo demás, pero lo digo de verdad: se puede hacer negocio con esto y es lo que estamos propiciando, con productos naturales y con el bienestar que podemos dejar en el camino, ayudando a proteger también la biodiversidad que tenemos”.
Es así como el Grupo AJE, una compañía“orgullosamente latina”, está luchando por competir a nivel internacional con la audacia, fortaleza y convicción con la que fue fundada.