La gira The Eras Tour de Taylor Swift, la gira Renaissance World Tour de Beyoncé y la superproducción Barbie de Greta Gerwig coincidieron en verano. Con lentejuelas y feminidad, estos eventos arrasaron en todo el mundo, batiendo récords, impulsando las economías y allanando el camino hacia el progreso.
Algunos sostienen que este fenómeno es pasajero, mientras que otros sugieren que se trata de una transformación duradera.
En cualquier caso, es claro que las iniciativas dirigidas por mujeres son la fuerza motriz de los beneficios y el progreso; y a medida que la narrativa de la feminidad sin complejos sigue desarrollándose, el statu quo evoluciona rápidamente.
Swift, por ejemplo, acaba de ser nombrada Persona del Año por la revista Time. Según Jessica Sibley, directora general de la publicación, la elección de Swift era obvia.
“La considero una líder empresarial y directora general de su propia marca, y los resultados que ha obtenido son increíbles. Su concierto Eras generó ingresos de 5 mil millones de dólares. Ha elevado el PIB de la economía estadounidense en 4 mil millones de dólares.
Sólo en una semana, en Los Ángeles, su concierto supuso 300 millones de dólares para la economía local y creó 3 mil nuevos puestos de trabajo. Realmente, no había otra opción”, explicó en una entrevista reciente.
El éxito catapultó a Swift a la categoría de los multimillonarios con más de mil millones de dólares. Además, tiene como prioridad repartir su riqueza, haciendo donaciones a los bancos de alimentos locales a lo largo de su gira. También ha mostrado su agradecimiento a quienes hacen posible sus conciertos, pagando primas por un total de 55 millones de dólares a los empleados de la gira, incluidas primas de 100 mil dólares a los conductores de sus camiones.
Del mismo modo, la gira Renaissance World Tour de Beyoncé ha demostrado ser una potencia no sólo musical, sino también catalizadora del crecimiento económico y el progreso social.
La asombrosa cifra de 500 millones de dólares en ingresos, fue el resultado de su gira en 56 lugares, siendo de las más taquilleras.
Su compromiso con la filantropía es tan fuerte como su destreza musical, destinó una parte significativa de los ingresos de la gira: dos millones de dólares a estudiantes y emprendedores a través de su fundación BeyGOOD, que inició en 2013 para defender la equidad económica y la educación en comunidades marginadas.
El impacto de Beyoncé va más allá de las esferas tradicionales del entretenimiento, adentrándose en ámbitos culturales y de empoderamiento. Su gira Renaissance encarna su dedicación a traspasar fronteras y suscitar conversaciones importantes, desde el feminismo hasta la igualdad racial.
Renaissance entrelaza elementos de cultura, el voguing y la colaboración con activistas y artistas LGBTQI+ como Honey Dijon y Ts Madison. Esto no sólo eleva los méritos artísticos de su álbum, sino que también amplifica y celebra las voces y perspectivas de la comunidad queer dentro de la música convencional.
Greta Gerwig lleva mucho tiempo siendo aclamada como una de las directoras con más talento de Hollywood. Pero su reciente trabajo con Barbie la ha elevado al siguiente nivel. La película ha recaudado más de mil millones de dólares en la taquilla mundial, lo que la convierte en la primera película dirigida exclusivamente por una mujer que cruza ese umbral.
Aunque al principio parecía que el éxito de la película se debía al poder de venta de la nostalgia, quedó claro que Barbie era algo más que recuperar un icono querido, aunque no controvertido del siglo XX. Era una denuncia que revelaba los insidiosos efectos de un patriarcado todavía muy arraigado.
Sin embargo, tanto hombres como mujeres hicieron filas en distintos tonos de rosa para ver la película. Pagaron para consumir la fantasía y la sátira que ilustraban ingeniosamente las desigualdades sociales y de género del mundo real.
Barbie llegó a casa y representa el apetito y la necesidad, no de más películas sobre juguetes, sino de arte y perspectivas diversas que surjan de iniciativas dirigidas por mujeres.
Uniendo al mundo a través de una feminidad alegre y descarada, estas mujeres crearon una celebración global que reunió a personas de diversos orígenes, independientemente de su orientación sexual o estatus socioeconómico, con el telón de fondo de la guerra, la inflación y la crisis del costo de la vida.
Su éxito mundial es la promesa de una sociedad más progresista e integradora en la que todos tengan cabida. El verano de 2023 ha demostrado que la sociedad que históricamente ha favorecido las historias centradas en los hombres, a menudo pasando por alto las diversas experiencias de las mujeres, está experimentando un cambio transformador. Hay hambre de relatos que acojan la diversidad, empoderen a las mujeres y promuevan la igualdad.
Como dijo Swift a la revista Time, este “verano de extravagancia femenina se siente como un punto de inflexión”.
“Si tenemos que hablar de forma estereotipada sobre lo femenino y lo masculino, a las mujeres se nos ha transmitido el mensaje de que aquello hacia lo que gravitamos de forma natural, la niñez, los sentimientos, el amor, las rupturas y las lentejuelas, es más frívolo que las cosas hacia las que gravitan los hombres por su género”, afirmó.
“¿Y qué ha existido desde el principio de los tiempos? Una sociedad patriarcal. ¿Qué alimenta una sociedad patriarcal? El dinero, el flujo de ingresos, la economía. Así que, si lo miramos de la forma más cínica posible, que las ideas femeninas sean lucrativas significa que se hará más arte femenino. Es muy alentador”, señala.
Al cerrar el telón de este espectáculo de verano, una cosa es segura, este poderoso trío no sólo ha pintado de rosa el patriarcado, ha creado una obra maestra.