La guerra, la persecución y la violencia impulsaron el número de personas desplazadas en todo el mundo desde los 90 millones registrados en 2021 hasta superar por primera vez la barrera de los 100 millones en mayo pasado. La cifra podría aumentar hasta 117 millones en 2023. Entre los desplazados, casi un tercio son refugiados.

Obligados a huir de sus hogares, empezar a vivir en un nuevo lugar y encontrar empleo, son algunos de los retos a los que se enfrenta este sector, muchos de ellos altamente calificados. A menudo, su experiencia ha pasado por alto, pero ahora más empresas lo toman en cuenta.

El gigante mundial de comercio electrónico Amazon es uno de ellos; después de una gran evacuación de personas en Afganistán en 2021, y un año después la invasión rusa en Ucrania, que provocó el desplazamiento de más de ocho millones de ucranianos, la empresa intensificó sus esfuerzos de apoyo en materia migratoria lanzando su programa Welcome Door, en abril de 2022.

“Hoy existen 36 millones de refugiados en todo el mundo. La cifra se ha duplicado en los últimos 10 años y es probable que siga aumentando”, explica a The CEO Magazine Sarah Tapps, directora de Relaciones Públicas de Amazon Global Workplace Communications. “Consideramos que es una responsabilidad y un privilegio ayudar a los refugiados y a otras personas desplazadas por la fuerza a empezar de nuevo”.

Brindar apoyo a los refugiados tiene sentido desde el punto de vista empresarial.

“Creemos que Amazon es una empresa más fuerte gracias a la diversidad de nuestra plantilla. Buscamos contratar a personas con diferentes orígenes, habilidades y niveles de experiencia”, indica Tapps.

El movimiento cobra impulso. La asociación Tent Partnership for Refugees (Tent) agrupa a más de 300 empresas con el objetivo de integrar económicamente a los refugiados; entre ellas Microsoft, Unilever, PepsiCo y Chobani, cuyo Director General, Hamdi Ulukaya, es el fundador de Tent, quien en su momento fue refugiado.

Las personas primero

Según Shirin Pakfar, responsable de Asociaciones con el Sector Privado del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, la inclusión laboral es fundamental para quienes buscan una nueva vida en otro lugar.

“Lo primero es su dignidad y la mejora del bienestar psicosocial”, explica. “Contar con un trabajo ayuda a los refugiados a ser autosuficientes. Les permite cuidar de sí mismos y de sus familias, y salir de la espiral de dependencia. Un empleo ofrece a los refugiados la oportunidad de aplicar sus habilidades, poner en práctica sus calificaciones y adquirir nuevos conocimientos que les serán útiles en el futuro”.

Pakfar indica que el trabajo también permite a los refugiados contribuir significativamente a sus comunidades.

“Cuando se les permite trabajar y crear empresas en el sector formal, los refugiados pueden invertir capital financiero, participar en el comercio local, prestar servicios, suplir la escasez de mano de obra, crear más empleos en el sector formal para los miembros de la comunidad de acogida y contribuir a los ingresos fiscales de esos países. También ayuda a los refugiados a evitar los sectores informales, donde las protecciones laborales no están bien establecidas”, afirma.

Los resultados son importantes

Los resultados son tomados en cuenta, y las ventajas para las empresas al contratar refugiados son muchas.

“Emplear a refugiados tiene un impacto positivo en la mano de obra”, señala Pakfar. “Los refugiados aportan nuevas capacidades, experiencias, empuje y talento a una empresa. Pueden ayudar a subsanar carencias de competencias”.

En su trabajo para el ACNUR, Pakfar ha visto efectos positivos del empleo de refugiados en la productividad en medio de la escasez de talento.

“Los refugiados han demostrado ser leales a sus empleadores. Las generaciones más jóvenes ven la contratación de refugiados como el verdadero compromiso de una empresa con los valores sociales”, afirma.

El aporte laboral de las personas refugiadas puede ayudar a una empresa a destacar en un mercado saturado.

“En un mundo en el que los consumidores esperan que las marcas estén a la altura de sus valores, defiendan los derechos humanos y actúen con responsabilidad e integridad, las empresas deben dar un paso al frente”, afirma. “Apoyar a los refugiados puede ganar la lealtad de los consumidores e impulsar las ventas, y puede tener un impacto en las evaluaciones de las empresas que cotizan en bolsa y que buscan demostrar un compromiso más profundo con la responsabilidad social”.

Pakfar señala la necesidad de abordar colectivamente los retos de los refugiados, como abogar por cambios legislativos y políticos que les otorguen el derecho a trabajar, garantizar procesos de contratación que no los excluyan, así como ayudarlos a desarrollar nuevas capacidades y prepararse para la búsqueda de empleo.

Una mano amiga

Entre las organizaciones de apoyo está Upwardly Global, con sede en Estados Unidos, que trabaja con miles de inmigrantes y refugiados directamente y a través de organizaciones asociadas para dotarlos de las habilidades que necesitan para tener éxito en su búsqueda de empleo.

Estas competencias incluyen formación sobre currículos, solicitudes y entrevistas, así como orientación específica para cada sector, con el fin de ayudar a los solicitantes de empleo a trazar trayectorias profesionales basadas en su experiencia, áreas de oportunidad y desarrollar las competencias necesarias para llegar a ellas.

Las perspectivas son cada vez más positivas, según el director de Comunicaciones, Joshua Garner.

“Hay un movimiento impresionante por parte de las empresas y la sociedad sobre la diversidad; el liderazgo puede y debe tener un aspecto muy diferente, distintos orígenes, distinta experiencia”, afirma.

Para aprovechar esta buena intención, es fundamental contar con políticas y procesos constructivos aplicados desde el más alto nivel, con objetivos y responsabilidades reales.

“Necesitamos sistemas de apoyo más fuertes para los refugiados e inmigrantes que llegan a un país, con una colocación laboral adaptada a sus capacidades”, propone Garner. “Se hace hincapié en los empleos de inserción rápida, es decir, en garantizar que la gente encuentre algún tipo de trabajo. Tenemos que apoyar los esfuerzos para comprender los talentos únicos, la experiencia de los refugiados y ayudarles a encontrar vías profesionales que puedan utilizar esas habilidades”.

Upwardly Global colabora con organizaciones compartiendo formación técnica y conocimientos especializados en apoyo a 2.3 millones de profesionales inmigrantes y refugiados desempleados y subempleados.

Principales retos

Humans Like Us, con sede en Australia, impulsa a las empresas a jugar un papel importante en el apoyo a refugiados. Su fundadora, Selena Choo es optimista respecto a los progresos aplicados; destaca las barreras estructurales a las que se enfrentan. Como las dificultades para encontrar oportunidades debido a la escasez de redes personales o sociales, la falta de familiaridad con las prácticas locales de contratación y las técnicas de búsqueda de empleo, la falta de reconocimiento de su experiencia, y por último, el dominio del idioma.

La organización de Choo impulsa iniciativas que incluyen asesoramiento personalizado, orientación y creación de redes para el proceso de búsqueda de empleo.

“Las empresas tienen la oportunidad de contratar empleados con valor y resiliencia, cualidades que tienen muchos supervivientes de la experiencia de ser refugiados”, señala. “Esas experiencias pueden desarrollar la capacidad de una persona para resolver problemas y adaptarse al cambio”.

Los refugiados suelen ser multilingües, lo que demuestra su agilidad de aprendizaje. La diversidad y la inclusión, así como la adquisición de talento, ocupan un lugar destacado en la agenda empresarial, lo que sumado a la creciente concientización, hace que muchas empresas se den cuenta de lo que los refugiados pueden ofrecer a la compañía y puedan marcar la diferencia.

“Las recientes crisis de refugiados en Ucrania y Afganistán han puesto en tela de juicio algunos estereotipos sobre los refugiados”, afirma Choo. “Creo que la gente puede ver que son algo más que víctimas de las circunstancias; son personas que tenían trabajo y vida antes de ser desplazados”.