Después de La Gran Dimisión, y la evolución de la dinámica laboral, los empleados tienen mayores expectativas de sus líderes. La confianza, a menudo percibida como un aspecto menor en el trabajo, es crucial para mejorar la productividad, retener el talento y fomentar un equipo que produzca resultados satisfactorios.
Actualmente, la confianza en el liderazgo es alarmantemente baja: sólo el 21 por ciento de los empleados de Estados Unidos confía plenamente en los líderes de su organización. Por lo tanto, crear una cultura de confianza es imprescindible para el éxito empresarial. Te compartimos cinco estrategias clave:
Los líderes deben establecer objetivos claros para asegurarse de que los empleados entienden lo que constituye el éxito en sus funciones. Esto implica no limitarse a asignar tareas, sino preparar a los empleados para el éxito definiendo claramente las expectativas. Esta claridad demuestra un compromiso con su crecimiento y sus logros profesionales.
Los resultados bien definidos proporcionan a los empleados una hoja de ruta para navegar en sus responsabilidades. Les brinda objetivos tangibles en los que pueden trabajar en lugar de adivinar lo que sus jefes esperan de ellos. Especialmente en el caso de los empleados recién contratados o que asumen nuevos proyectos, la definición explícita de los resultados les ayuda a dirigir eficazmente sus esfuerzos. También facilita el seguimiento y la medición de los progresos.
Los resultados bien definidos brindan a los empleados una hoja de ruta para afrontar sus responsabilidades.
Además, los líderes deben implicar a los miembros del equipo a la hora de fijar los objetivos. La colaboración en la fijación de objetivos basada en las aportaciones e ideas de los empleados aumenta la implicación de los trabajadores, que se sienten partícipes del proceso. En general, una definición precisa de los resultados junto con un desarrollo colaborativo, aumenta la motivación de los empleados y la excelencia en el rendimiento.
La piedra angular de la creación de confianza es la comunicación. Los líderes deben entablar un diálogo coherente, transparente y abierto, fomentando un entorno en el que tanto los líderes como los empleados se sientan cómodos compartiendo y recibiendo opiniones. Una comunicación eficaz garantiza que se entiendan bien las funciones, responsabilidades y expectativas, reduciendo las incertidumbres y fomentando la confianza.
La comunicación debe hacer hincapié en la claridad, la franqueza y la accesibilidad. Los líderes deben abandonar la jerga corporativa y comunicarse en un lenguaje sencillo y cercano. Debe darse prioridad a los comentarios sinceros y constructivos, incluso en conversaciones difíciles. Además, deben ser accesibles a través de canales de comunicación abiertos como correos electrónicos o reuniones, para que los empleados puedan expresar libremente sus preocupaciones.
La comunicación debe hacer hincapié en la claridad, la franqueza y la accesibilidad.
Una comunicación bidireccional y coherente permite detectar los problemas antes de que se agraven y mantener al equipo alineado con los objetivos de la organización. Mantiene el flujo de información a distintos niveles, evitando la aparición de rumores o percepciones equivocadas. Las vías de comunicación estructuradas, como las reuniones semanales o mensuales, proporcionan a los empleados un contacto recurrente con la dirección. En general, la excelencia en la comunicación es esencial para la transparencia, la resolución de ambigüedades y el fomento de relaciones laborales basadas en la confianza.
Construir relaciones genuinas más allá de la mera interacción profesional es clave para la confianza. Los líderes deben invertir tiempo en conocer a sus empleados personal y profesionalmente. Este enfoque no solo ayuda a comprender los puntos fuertes y las habilidades individuales, sino que también facilita una conexión más profunda y basada en la confianza entre los líderes y sus equipos.
La confianza emana de un sentido de atención y preocupación que los líderes demuestran hacia los empleados como individuos con aspiraciones y retos únicos. Los líderes deben ir más allá de las interacciones basadas en tareas para forjar conexiones interpersonales centradas en los objetivos profesionales de los empleados, sus necesidades de desarrollo de habilidades e incluso sus aspiraciones personales o su vida familiar.
Deben tener un conocimiento matizado de las competencias de los miembros del equipo y aprovecharlo a la hora de asignar tareas. Satisfacer las demandas personales, como los problemas de salud de la familia o la celebración de hitos personales, crea una afinidad emocional. Los líderes también deben abrir canales para entablar conversaciones sociales informales que creen una relación más allá del trabajo oficial. Esto les humaniza a la vez que les señala como mentores fiables. Progresivamente, la atención constante cultiva la percepción de que el liderazgo está de su lado, estableciendo así una confianza duradera.
Alejándose de los estilos de gestión tradicionales, los lugares de trabajo modernos están adoptando la autonomía. Permitir que los empleados tomen decisiones independientes puede ser transformador, ya que aumenta el compromiso, mejora el rendimiento y fomenta una cultura de innovación. La autonomía indica confianza en las capacidades y el juicio de los empleados, lo que a su vez refuerza su confianza en el liderazgo.
Sin supervisión constante ni microgestión, la verdadera autonomía permite a los empleados determinar la forma óptima de alcanzar sus objetivos. Transmite que la dirección cree en su capacidad y discreción para tomar decisiones prudentes alineadas con las necesidades de la organización. Los empleados se sienten valorados como emprendedores responsables capaces de equilibrar la responsabilidad con la flexibilidad.
Además, la autonomía permite a las personas aprender de sus errores. Al eliminar una cultura de culpabilización en la que la gente señala los errores de los demás, permite a las personas reflexionar sobre sus defectos personales y crecer. Saber que no serán penalizados ni reprendidos públicamente por sus errores, motiva a los empleados a pensar de forma creativa, a hablar sin miedo al fracaso y a liberar su máximo potencial. Perciben la autonomía como una fuerza que permite el crecimiento profesional en lugar de un control restrictivo. En general, la autonomía acelera la innovación e impulsa el compromiso y la confianza.
Proporcionar a los empleados objetivos de rendimiento concretos y autonomía para alcanzarlos, allana el camino para una tutoría y una orientación eficaces. El aprendizaje y el desarrollo continuos son cruciales, y la tutoría proporciona orientación personalizada, responsabilidad y retroalimentación. Una tutoría eficaz a todos los niveles profesionales mejora el desarrollo de habilidades, fomenta la crítica constructiva y el establecimiento de objetivos, y enriquece tanto las carreras individuales como la organización.
La tutoría ayuda a los empleados a superar los retos cotidianos, proporcionándoles consejos basados en una amplia experiencia. Gracias a las interacciones constantes con los mentores, los empleados se sienten respaldados en la búsqueda de áreas de desarrollo individuales, ya sea la oratoria, la presencia ejecutiva, la gestión de las partes interesadas o el diagnóstico de problemas complejos. Los mentores invierten en el progreso de largo plazo de sus alumnos, en lugar de limitarse a evaluar su rendimiento inmediato.
Esta mentalidad de crecimiento y la perspectiva orientada al futuro hacen que los empleados crean que la dirección quiere que evolucionen continuamente para convertirse en expertos y líderes completos. Aumenta su confianza para experimentar con enfoques innovadores sin ansiedad. Además, el acceso a la sabiduría de mentores experimentados genera confianza, lo que aumenta el apetito por el riesgo, la creación de nuevas capacidades y la lealtad.
Reconstruir la confianza requiere que los líderes sean claros, comunicativos, centrados en las relaciones, que apoyen la autonomía y que se dediquen a la tutoría y el coaching continuos. Estas estrategias son esenciales para navegar por el panorama laboral después de la emergencia sanitaria y garantizar la resiliencia y el éxito de la organización.
La tutoría ayuda a los empleados a superar los desafíos cotidianos, brindándoles sabios consejos basados en una amplia experiencia.
La confianza es la base de las culturas de trabajo cohesionadas y prósperas, en las que equipos capacitados trabajan en colaboración para impulsar a la organización. Al invertir en la confianza, los líderes cosecharán ricos dividendos, como: productividad ágil, colaboración sin fisuras, innovación optimizada, marca de empleador enriquecida y lealtad inquebrantable incluso en tiempos turbulentos.
En última instancia, el liderazgo basado en la confianza demuestra una administración decidida que inspira a las personas a dar lo mejor de sí mismas para alcanzar visiones compartidas.
Drew Yancey
Miembro del Grupo de Colaboradores
Drew Yancey es fundador de Teleios Strategy y presidente de InCite Performance Group, dos empresas líderes en asesoramiento estratégico. Le apasiona ayudar a las empresas a lograr lo que no creían posible. Aprovecha su amplia trayectoria en la creación de equipos de alto rendimiento y ejecución estratégica para resolver problemas desafiantes en el nexo entre crecimiento, estrategia e innovación. Drew cuenta con más de una década de experiencia en consultoría estratégica y liderazgo ejecutivo en múltiples sectores. Es autor de dos libros y conferencista.