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Tras revolucionar el negocio de la belleza regenerativa como fundadora de Ethique, Brianne West centra su atención en la industria de los refrescos.

Brianne West está a punto de poner en marcha su nueva empresa, que vende un producto pionero en el mundo, tras haber dejado recientemente el cargo de directora ejecutiva de Ethique, una empresa de 62 millones de dólares que fundó en 2012.

Han sido unos años muy ajetreados para West. Ha recibido un prestigioso premio de la Fundación Obama y, en 2022, incluso se fabricó una Barbie a su imagen.

“Quería utilizar los negocios para cambiar el mundo”.

Sin embargo, West admite que aún no se ha librado del síndrome del impostor que la atormenta desde que creó su marca de belleza ética regenerativa, Ethique, a los 24 años.

“Si soy sincera, durante años no me llamé a mí misma CEO”, dice riendo. “De hecho, fue un tema de discusión con mis asesores y, en un momento dado, me dije: ‘¿Cómo debo llamarme? ¡Me parece una tontería!’. Te sientes un poco impostora durante un tiempo y no parece que desaparezca. Pero vivo con la esperanza de que así sea”, asegura.

Sentada a la mesa de su cocina en Christchurch (Nueva Zelanda) hace 11 años, la entonces estudiante de bioquímica empezó a formular lo que pronto se convertiría en Ethique, una sólida marca de barras de belleza que pretendía demostrar al mundo que el plástico no tiene cabida en los cosméticos.

“Quería utilizar la empresa para cambiar el mundo, para demostrar al sector de la belleza que era totalmente posible ser ético y rentable”, explica a The CEO Magazine.

La próxima aventura

Hoy, Ethique se vende en más de 22 países en más de 8,000 tiendas. Cuando West decidió poner fin a su mandato como directora general en abril del año pasado, la empresa había salvado de los vertederos un total de 28 millones de botellas de plástico. En la actualidad, esa cifra supera los 32 millones.

Aunque está inmensamente orgullosa de todo lo que ha conseguido durante su etapa al frente de Ethique, el impulso emprendedor de West la preparaba para iniciar su siguiente aventura.

“Han pasado casi 10 años y medio”, explica. “Teníamos un equipo mucho mayor en Estados Unidos, estábamos incorporando a más gente. Era el momento adecuado. Me encanta el caos de las nuevas empresas. Es muy creativo y divertido, y no hay nada mejor que contratar a alguien y verle crecer”, señala.

“¿Qué sentido tiene enviar agua en botellas de plástico?”

Ahora, su última innovación, Incrediballs, está sacudiendo la industria de las bebidas. El producto, cuyo lanzamiento está previsto para abril, es una pastilla efervescente de refresco concentrado que se disuelve en agua. Tiene todo el sabor de un refresco o un batido, pero sin el envase de plástico.

“¿Qué sentido tiene transportar agua por todo el mundo en botellas de plástico?”, pregunta.“Que es efectivamente lo que se hace con una bebida deportiva, porque la bebida deportiva promedio contiene aproximadamente un 98 por ciento de agua. Me parece una locura. Las Incrediballs son una solución obvia: la primera bebida envasada en un envase casero y compostable”, asegura.

Sostenibilidad ante todo

Como señala West, la eliminación de envases de plástico es aplicable a muchas empresas de múltiples sectores, por lo que espera que más empresas sigan su ejemplo en el futuro.

“Lo que vimos con Ethique fue que crecimos rápido y, como consecuencia, los consumidores empezaron a exigir más a otras marcas”, explica. “Vimos que otras marcas sacaban algo similar. Ahora, con marcas como Garnier y Dove, todo el mundo tiene una barra de champú, y eso es estupendo porque así es como realmente se produce el cambio”, asegura.

“Lo que vimos con Ethique fue que los consumidores empezaron a exigir más a otras marcas”.

Poner sus miras en la industria de las bebidas, que mueve un billón de dólares, tenía sentido, y no sólo por la sobreabundancia y dependencia del plástico, añade West.

“Las bebidas creativas y divertidas están viviendo un gran momento”, afirma. “Estamos viendo el movimiento sin alcohol, tenemos Prime, que demuestra hasta qué punto puede llegar una empresa de bebidas. Hay refrescos funcionales, mucha innovación y mucha demanda por parte de los consumidores”, asegura.

Cuestión de gusto

Perfeccionar los sabores de las Incrediballs fue un proceso que requirió incontables horas de ajuste y muchas pruebas de sabor por parte de West.

“Pasamos mucho tiempo con nuestros científicos estudiando el sabor, porque es algo muy complejo”, revela. “Hay que equilibrar el dulzor con los niveles de acidez y amargor, y también es muy subjetivo. Hay que intentar satisfacer a todo el mundo”, señala.

Aún no se han revelado los cinco sabores finales con los que se lanzarán las Incrediballs, pero en opinión de West hay algunos que destacan: recomienda añadir el sabor a grosella negra al champán para obtener un Kir royale instantáneo.

“Por extraño que parezca, nunca pensé que diría esto, pero mi favorito es el refresco de cola”, admite. “Quería explorar un refresco de cola, pero no pensé que nos acercaríamos a él porque enseguida lo comparas con Coca-Cola o Pepsi. Son las bebidas más famosas del mundo, todo el mundo sabe a qué saben”, asegura.

“Me preocupaba que no fuera lo que la gente esperaba. Pero, sinceramente, está buenísimo y es diferente, como un refresco de cola cremoso a la antigua que comprarías en un bar de malteadas americano. ¡Delicioso!”

Ventaja competitiva

Aunque gigantes de los refrescos como Coca-Cola han dominado el sector durante décadas, West afirma que no le preocupa la competencia, sino que cree que hay sitio para todos.

“Cada marca resuena en una persona diferente por una razón diferente”, señala. “¿Por qué no animar a otras empresas a hacer algo? Porque, al fin y al cabo, no podemos seguir produciendo los niveles de plástico que producimos”, señala.

“Y, sin embargo, la industria del plástico se está preparando para producir un 30 por ciento más de aquí a 2030. Todo el mundo cree que vamos en la dirección correcta, pero es rotundamente la ruta equivocada”, agrega.

“Cada marca resuena en una persona diferente por una razón diferente”.

Como ocurre con cualquier nueva empresa, es inevitable encontrarse con algunos obstáculos en el camino. Desde idear un envase totalmente libre de plástico hasta encontrar el fabricante adecuado, ha habido momentos difíciles. Sin embargo, dice que todo ha merecido la pena ahora que se prepara para presentar el producto al mundo.

“Obviamente, no hemos lanzado la marca; puede pasar cualquier cosa”, reconoce. “Y a veces las empresas fracasan por causas ajenas a su voluntad”, asegura.

“Aún no sabemos si a la gente le gusta el producto tanto como esperamos que le guste. Tengo fe en mi idea y tengo fe en el equipo. ¿Y saben qué? Estaría mucho más decepcionada si nunca lo hubiéramos intentado”, añade.

Visión amplia

Predicando con el ejemplo, West espera animar a otros empresarios a darse cuenta de que la rentabilidad y la sostenibilidad no son mutuamente excluyentes, y que cualquier empresa puede cumplir ambos requisitos. Además, explica que cuando los empleados sienten que están contribuyendo a algo más grande que ellos mismos, puede tener un efecto enormemente positivo en los niveles de motivación.

“No sólo les ayuda a hacer frente a las presiones de una empresa emergente, sino que se sienten felices de ir a trabajar y esforzarse porque saben que están haciendo del mundo un lugar mejor”, afirma.

“Hay estudios de empresas como Deloitte y Nielsen que demuestran que las empresas que resuelven problemas sociales y medioambientales obtienen mejores resultados, son más rentables, crecen más rápido, retienen a su equipo durante más tiempo y tienen una mayor fidelidad de los clientes”, señala.

“Las firmas que resuelven temas sociales y medioambientales obtienen mejores resultados”.

En última instancia, como afirma entusiasmada West, hay estudios sólidos que demuestran que ser moral y éticamente honrado también tiene sentido desde el punto de vista empresarial.

Es esta búsqueda lo que la impulsa a levantarse cada mañana, y lo que probablemente hará que la empresaria siga formulando ideas y creando empresas que no sólo proporcionen al mundo un producto innovador, sino que también sirvan de catalizador para que otras empresas cambien su forma de operar.

“Obviamente, quiero proteger nuestro planeta para las personas y los animales que viven en él”, asegura West. “Nuestro mundo es realmente espectacular y el lugar más asombroso que existe: me fascina. Y me gustaría que todo el mundo sintiera por él lo mismo que yo. Así que supongo que gran parte de esto es intentar inspirar eso en la gente”, concluye.

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