Con la inflación en aumento y los políticos y economistas debatiendo la posibilidad de una recesión en algunas de las principales economías del mundo a lo largo del 2022, los fundadores de empresas emergentes estaban observando el desarrollo de la situación con la respiración contenida.

Pero lo cierto es que, históricamente, las turbulencias en los mercados públicos han hecho que los inversores prefieran inversiones privadas más seguras, incluidas las empresas emergentes. Con el menor costo de bienes y servicios y la mayor disponibilidad de talento calificado en tiempos de recesión, muchas de las que se lanzaron durante periodos de inestabilidad económica se han convertido en algunas de las empresas más exitosas del mundo.

«Hubo una oleada de unicornios creados al final de la Gran Recesión en EE.UU. que siguió a la crisis financiera mundial», afirma Patricia Pascuzzo, directora de Inclusive Economics.

«Las condiciones del mercado en aquel momento eran especialmente propicias para su crecimiento, debido a las políticas de la Reserva Federal que crearon una acumulación de capital en todo el mundo, que estaba a la caza de oportunidades de inversión. Esto dio lugar a un número inusualmente alto de empresas emergentes que alcanzaron la marca de 1,000 millones de dólares, que es el umbral para ser llamadas unicornio«, señala.

Ahora que la Reserva Federal y otros bancos centrales han subido los tipos de interés para intentar controlar la inflación, las condiciones no son tan favorables para las nuevas empresas. Pero Pascuzzo cree que todavía es probable que veamos surgir algunos unicornios de entre los escombros de la actual situación económica.

«Un entorno económico difícil pone a prueba la propuesta de valor de un nuevo participante», explica.

«Libres del lastre de los sistemas y procesos heredados, encontrarán inversores receptivos aquellas nuevas empresas que sean capaces de aportar innovación y que tengan una alta capacidad de respuesta al cliente, ante los retos que plantea el nuevo entorno macroeconómico. Y estarán bien posicionadas para sobrevivir a cualquier entorno del mercado, las empresas que durante una recesión sean capaces de demostrar una propuesta de valor única», asegura.

Desde que se acuñó el término por primera vez en 2013, algunos unicornios han tenido tanto éxito que ahora se clasifican como decacornios, es decir, unicornios valorados en más de 10,000 millones de dólares. Y varias de las empresas emergentes que ahora lo son, también empezaron su camino en condiciones económicas poco óptimas.

A continuación figuran cinco de los ejemplos más notables.

Microsoft (1975)

Cuando Bill Gates y Paul Allen fundaron la empresa de software Microsoft en medio de la recesión provocada por el embargo de petróleo de 1973, no eran más que dos amigos de la infancia obsesionados por la tecnología y con un sueño. Poco más de una década después, Microsoft había pasado a ser empresa de propiedad pública y era una de las más rentables de la historia de Estados Unidos.

Aunque al principio Microsoft no se dio cuenta del potencial de Internet, la empresa se apresuró a desarrollar su propio navegador web después de que Netscape lanzara Navigator, lo que cambió el juego. Gracias a una agresiva campaña de marketing que incluía Internet Explorer en el sistema operativo Windows, Microsoft se impuso. Hoy es la tercera mayor empresa del mundo, con una capitalización bursátil de 2.1 billones de dólares (trillions, en inglés).

Airbnb (2008)

Brian Chesky y Joe Gebbia no podían pagar el alquiler en San Francisco durante la Gran Recesión, así que se les ocurrió una idea para ganar unos dólares extra. Tras enterarse de que en una conferencia de diseño local se habían agotado las plazas hoteleras, colocaron tres colchones inflables en el suelo de su loft y crearon rápidamente un sitio web llamado AirBedAndBreakfast.com.

Acabaron alojando a tres huéspedes que pagaron 80 dólares cada uno. Al darse cuenta del potencial de su idea, se asociaron con su amigo Nathan Blecharczyk para crear su negocio de alojamiento de corta duración. Airbnb tiene ahora una capitalización bursátil de 64,800 millones de dólares y sus tres cofundadores son multimillonarios.

Uber (2009)

Cuando Uber irrumpió en escena en 2009 trastornó toda la industria del transporte. La idea de la aplicación de transporte compartido nació una fría noche de invierno en París, cuando sus cofundadores Travis Kalanick y Garrett Camp no encontraban transporte para ir a una conferencia tecnológica.

Camp se obsesionó con la idea de desarrollar una aplicación que permitiera a la gente reservar un viaje en su teléfono inteligente. Compró el dominio UberCab.com, convenció a Kalanick para que entrara en el negocio con él y el resto es historia. A pesar de haber sido fundada durante la Gran Recesión, la capitalización bursátil de Uber asciende ahora a 57,500 millones de dólares.

WhatsApp (2009)

Otro unicornio de la Gran Recesión es la multiplataforma de mensajería instantánea WhatsApp, la cual no se diseñó inicialmente para enviar mensajes. Cansados de perder llamadas importantes mientras hacían ejercicio, los ex empleados de Yahoo Brian Acton y Jan Koum crearon la aplicación para mostrar los estados de los contactos telefónicos de los usuarios, como «En el gimnasio» o «En una llamada».

Cuando Apple lanzó las notificaciones push en 2009, Koum actualizó WhatsApp para avisar a los usuarios cuando sus amigos cambiaban de estado y pronto despegó como aplicación de mensajería. 

Facebook (ahora Meta) compró WhatsApp por 19,000 millones de dólares en 2014 y ahora tiene más de 2,000 millones de usuarios en 180 países.

Instagram (2010)

Lanzada cuando la Gran Recesión tocaba a su fin por los graduados en Stanford, Kevin Systrom y Mike Krieger, Instagram arrasó en todo el mundo. La aplicación para compartir fotos y vídeos tenía 25,000 usuarios al final del primer día y 100,000 al cabo de una semana. Alcanzó el millón de usuarios 67 días después de su lanzamiento y ahora cuenta con más de mil millones de usuarios activos al mes.

En 2012, Facebook adquirió Instagram por 1,000 millones de dólares en efectivo y acciones justo antes de su oferta pública inicial (OPI), con la advertencia de que la empresa seguiría gestionando de forma independiente. Systrom y Krieger abandonaron la empresa en 2018 e Instagram está valorada actualmente en 33,480 millones de dólares.