Innovación y sostenibilidad

Para Luis Ibáñez Guillén, quien lidera al mayor productor y distribuidor de rones y otras bebidas espirituosas de Guatemala con operaciones a nivel internacional, la innovación es el centro de la estrategia y, la sostenibilidad, la clave para mantener el crecimiento de la empresa que fue fundada en 1942 y que para 2023 espera un aumento en la producción por encima del 20 por ciento.

“La innovación está en el centro de la estrategia, por lo tanto allí vamos con consistencia. El año plantea un reto interesante de 35 proyectos de todo tipo para mercados locales e internacionales”, señala en entrevista con The CEO Magazine, el directivo especializado en bienes de consumo masivo, que desde 2018 ha sorteado de manera efectiva los retos a los que se ha enfrentado Licoreras de Guatemala.

Ibáñez apuesta a cuatro fuentes de crecimiento para su firma, y son las siguientes: el aumento de su presencia en el mercado local, que es el core actual de los ingresos de la empresa; la expansión a mercados internacionales; el lanzamiento de nuevas marcas en coordinación con organizaciones, y el impulso al segmento de bebidas con distinta graduación alcohólica.

Una de las claves es el compromiso con los criterios ASG (Ambiental, Social y de Gobierno Corporativo), y en especial con la parte de medio ambiente que se ha convertido en determinante para la operación y permanencia de la empresa.

En 2021, Licoreras de Guatemala dio el paso al convertirse en una empresa ‘carbono neutral’; es decir, que atenúa su propia huella de carbono sin comprar créditos, práctica recurrente por las grandes industrias a nivel mundial.

“Tenemos la obsesión de mantenernos como empresa carbono neutral mitigando con nuestros propios recursos forestales, nuestro permanente tratamiento hacia operaciones sostenibles, nuestra preocupación hacia energía más limpia y la reutilización de recursos. La tenencia de la certificación de carbono neutral nos pone en un grupo selecto y bajo el reflector, para joint ventures y desarrollos con empresas que comparten los mismos valores”, afirma Ibáñez.

En su portafolio de marcas, Licoreras de Guatemala tiene dos famosas bebidas que son exportadas a nivel internacional: Zacapa, creada en 1976 para celebrar el centenario de la fundación de la ciudad de Zacapa, Guatemala; y Botran, que lleva el apellido de la familia fundadora y que ha sido reconocido como el primer ron sustentable del mundo con la certificación ISCC Plus, de la International Sustainability & Carbon Certification Association en Colonia, Alemania.

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Mantener buenas prácticas medioambientales le ha valido también para posicionarse como una empresa con compromiso y en línea con los partners internacionales que comparten esa filosofía. 

“De manera práctica y concreta, nosotros proveemos alcohol para mezcla con carburantes a mercados nórdicos bajo condiciones de sustentabilidad; estos esfuerzos representan un premium price por nuestros productos. De no haberlo hecho no podríamos tener ese premium y quizás ni siquiera comercializar en esos países”, afirma Ibáñez Guillén.

Incluso, señala que tener el aval de sostenibilidad ha servido también como ventaja.

“Nuestras marcas en Europa tienen ese halo de estar soportadas por una compañía con certificaciones internacionales que avalan sostenibilidad, y para esos mercados más desarrollados se convirte en una ventaja interesante”, destaca.

Liderazgo rotativo a favor de la empresa

Todo éxito se conforma de la aportación de un equipo completo para alcanzar las metas empresariales, Luis Ibáñez señala que un punto medular es que en Licoreras de Guatemala los equipos de alto rendimiento van en sentido transversal con el fin de eliminar las estructuras verticales. 

“Soy creyente del liderazgo rotativo en función de la tarea. La rapidez de toma de decisiones se facilita con estructuras más planas y menos jerárquicas, y por grupos de tarea con este tipo de liderazgo”, afirma este CEO.

Asimismo, la labor de equipo con una amalgama en innovación, tecnología y automatización en los procesos, es un facilitador de la operación y acelera los negocios.

“Mi primer abordaje sobre la automatización fue muy utilitario: facilitar la operación, acelerar procesos, extraer productividad, dedicar el recurso al análisis y no a la transaccionalidad;  sin embargo, en este último tiempo la automatización ha cobrado otros matices y se ha convertido en un acelerador de los negocios puesto que ya no solo es utilitario sino además central porque trae conocimiento”, asegura.

Por ello, Luis Ibáñez considera que el futuro va de la mano con la tecnología y el desarrollo de las personas. “La automatización y digitalización están tocando capas que hace algunos años no pensaba que pasaría y eso tendrá efectos severos en la calidad de las tareas y la intervención de nuestros equipos en esas tareas. La misión en el futuro será moldear a nuestro recurso humano hacia aquellas tareas core donde la participación humana, el análisis crítico y el análisis sensorial son irremplazables aún”, puntualiza.