Unas vacaciones de ensueño en la playa implican inevitablemente deslumbrantes arenas blancas, palmeras ondulantes y un mar en tonalidades azules y verdes que se extienden hasta donde alcanza la vista. En Australia encontrarás las tres cosas, y mucho más. Sus 34,000 kilómetros de costa cubren todas las necesidades playeras, ya sean bahías curvilíneas, costas arenosas que crujen bajo los pies, surf de fama mundial o islas desiertas (con refrigeradores repletos de champán y servicio de yates, por supuesto).
Esta guía de los mejores hoteles de playa, elegida por Sam Mullen, director general de Quintessentially Travel, es esquisitamente variada e incluye casas de playa, complejos turísticos enclavados en islas tropicales y elegantes refugios de diseño. El paraíso encontrado.
Dyiigurra -o Lizard Island- es la isla más septentrional de Australia, abandonada a unos 240 kilómetros al norte de Cairns y rodeada por los anillos exteriores de la Gran Barrera de Coral. Su alojamiento más reciente, The House at Lizard, es una escapada aislada de tres dormitorios que se aferra a una península privada.
Diseñada con esmero por destacados arquitectos australianos, la propiedad de madera y cristal promete la máxima intimidad; los restaurantes se sustituyen por chefs privados, los bares son reemplazados por sumilleres personales y un yate de la Riviera está listo para recorrer el arrecife cercano.
Este conmovedor bungalow empezó siendo un motel de mala muerte, pero la diseñadora de interiores Anna Spiro lo ha reconvertido en un refugio boutique. Las habitaciones en blanco y azul están exuberantemente decoradas (echa un vistazo a los sofás geométricos y a los floridos papeles pintados), mientras que las obras de arte intencionalmente disparejas y las antigüedades recogidas a mano añaden un toque excéntrico. ¿Deseas cambiar la tranquila playa de Cabarita por la animada Bahía de Byron? Pide prestado uno de los dos Audis del hotel y recorre la costa en 20 minutos.
A pesar de ser la ciudad costera de la región australiana principalmente árida, Broome Central está cinco kilómetros tierra adentro. Lo más cerca que estarás de la costa naranja y aqua es en este hotel, diseñado y financiado por el magnate británico del arte Lord Alistair McAlpine.
En el interior, los edificios de estilo colonial están llenos de obras de arte y esculturas de los viajes de McAlpine por todo el mundo. Las habitaciones son todas de maderas oscuras y puertas enrejadas, con terrazas de color rojo frambuesa, adosadas a las mejores suites. Los ualabíes saltan por el césped a diario, y tampoco es raro verlos pasar contoneándose por las ventanas, durante las excursiones en camello que se realizan en las inmediaciones.
Este complejo construido en una isla, es el ejemplo perfecto de vacaciones de lujo en la playa. Aislado en la punta virgen de la isla de Hamilton, todos los aspectos se han diseñado para fundirse con la naturaleza, ya sea la brisa marina en lugar del aire acondicionado o las paredes plegables para acercar el paisaje.
El elegante código de vestimenta del complejo contribuye a la sensación de evasión, al igual que los lujosos tratamientos del spa y los dos excelentes restaurantes. Elije una suite Windward para disfrutar de las amplias vistas de las vecinas islas Whitsunday que podrá contemplar desde su piscina privada.
28 Degrees es tan Bahía de Byron: paredes de madera blanca, productos ecológicos y cadenas de conchas en lugar de carteles de «no molestar». Es pequeño e íntimo, con sólo cuatro habitaciones enmarcadas con el hermoso paisaje de la playa y piscinas privadas.
Las televisiones se han sustituido por una cuidada selección de libros para ayudar a los huéspedes a desconectar, aunque el animado centro bohemio de la bahía está a sólo unos minutos de distancia.
El paisaje de este refugio enclavado en una isla es tan perfecto que casi parece un cliché. Las cacatúas graznan y se abalanzan sobre el cielo azul; las aguas de un azul imposible bañan las costas salpicadas de coral; y sus 10 villas privadas están aisladas entre la selva.
¿Recepción telefónica? Olvídalo: aquí todo es un ambiente relajado. También tiene la máxima calificación por sus credenciales ecológicas: todo el complejo funciona con energía solar, la comida es de origen local y no genera residuos.
La playa más famosa de Australia es razón suficiente para ir a Bondi, pero este encantador hotel añade aún más atractivo. Parece un hotel urbano, pero la brisa salada que se cuela por el balcón de la habitación sugiere lo contrario.
En cuanto al estilo, encaja con el público fashionista de Bondi: los toques de color son omnipresentes -incluida una pared de fotos estilo collage en el vestíbulo- y los minibares están llenos de sandalias y paquetes de cartas, junto con aperitivos exquisitos.