Algunos productos existen desde hace tanto tiempo que resulta difícil imaginar un mundo sin ellos. Los clásicos ositos de gomita de Haribo son un ejemplo, y aunque una persona no identifique el nombre de la marca, la mayoría estamos familiarizados con sus icónicos Goldbears.
La empresa familiar alemana celebró su centenario en 2020, un hito que habla del compromiso de la firma con la calidad y consistencia.
La empresa mantiene la promesa de alegrar la vida de niños y adultos: ‘Haribo macht Kinder froh und Erwachsene ebenso’ (‘Haribo hace felices a los niños y también a los adultos’). El producto es tan conocido entre los consumidores, que muchos probablemente guardan gratos recuerdos de la infancia.
El creador de lo que se ha convertido en un nombre familiar en todo el mundo fue Hans Riegel padre, quien comenzó su aventura con un espíritu emprendedor. Con una olla de cobre y un rodillo de amasar en mano, fueron elaborados los primeros dulces en una pequeña cocina de lavandería en 1920. En los primeros años, Gertrud, la esposa de Riegel, hacía las entregas en bicicleta. Riegel eligió un acrónimo formado por sus iniciales y la ciudad de Bonn, y así nació el nombre de Haribo.
Durante ese tiempo se crearon los elementos característicos de la marca: el oso bailarín, Tanzbär, y la rueda de regaliz, lakritz schnecke.
– Beth Kimmerle
El final de la Segunda Guerra Mundial marcó una nueva era en la que los hermanos Hans Riegel Jr. y Paul Riegel se hicieron cargo de la fortuna de la empresa de dulces tras la muerte de su fundador. Después de inventar más de 200 dulces, Hans Riegel Jr. captó un patrimonio neto estimado de 2 mil 900 millones de dólares.
En la actualidad, la propiedad de la marca se divide entre la familia Riegel y Dr. August Oetker, una de las mayores empresas familiares de Alemania. Según el Índice de Empresa Familiar 2023 de EY y la Universidad de St. Gallen, Alemania impulsa el mantenimiento y la tradición de las empresas familiares en Europa. La edad promedio de las empresas alemanas de este índice es de 109 años.
¿Qué podemos aprender de las firmas centenarias que siguen deleitando a los consumidores contemporáneos?
“Aunque Haribo no fue el primero en fabricar las conocidas gomitas, el diseño y los atractivos colores que innovaron, empezando por los ositos, crearon un producto especial”, explica a The CEO Magazine Beth Kimmerle, historiadora y propietaria de Attributes Analytics.
La reciente innovación de Haribo, Berry Clouds, ha sido galardonada como “Producto del Año” en el marco de los Premios al Producto del Año 2023 de Estados Unidos. Según Kimmerle, este logro demuestra que la empresa está adaptando cuidadosamente su oferta de productos a las distintas preferencias culturales.
– Beth Kimmerle
“La cultura influye mucho en cuanto a sabores y alimentos. Algunas culturas prefieren comer alimentos más ácidos y a otras les agrada más el dulce; esto se refleja en las golosinas”, comparte.
Desde una variedad de caramelos ácidos en Turquía y Jelly-Cola en los países de Oriente Medio, hasta suaves gomitas de melocotón en Asia y sabores de frutas tropicales en Portugal, conforman el secreto del éxito de Haribo.
Este enfoque se extiende al departamento de comunicación de la marca: pensar globalmente pero aplicar las estrategias de forma local, involucrando tanto a la sostenibilidad, como la responsabilidad corporativa, el marketing y el desarrollo de productos.
“Para alcanzar nuestros objetivos internacionales, es esencial una comunicación estratégica adaptada a los requisitos locales. Esto se aplica especialmente a nuestras actividades de sostenibilidad”, afirmó Herwig Vennekens, director general de marketing y ventas de Haribo en una entrevista con una publicación de comunicaciones.
En Estados Unidos, donde la empresa ha respondido a la creciente demanda con la apertura de una nueva fábrica de última generación en Wisconsin este año, Haribo se ha comprometido a diversificar su oferta, manteniendo a sus clásicos Goldbears como los protagonistas de la firma.
“Haribo ha sido la marca de gomitas número uno del mundo durante más de un siglo porque nos mantenemos fieles a nuestro legado e impulsamos la innovación; nos inspiramos en nuestros consumidores”, declaró Rick LaBerge, director comercial de Haribo América, en un reciente comunicado de prensa.
– Rick LaBerge
El éxito mundial de la marca Haribo también puede atribuirse a un software de alto rendimiento que garantiza la producción diaria de más de 160 millones de ositos de oro.
“Si el centro logístico de Haribo se comparara con una orquesta, WAMAS (un software logístico) sería su director. En Renania-Palatinado, donde la producción abarca una superficie equivalente a siete campos de fútbol, la automatización y los sistemas inteligentes son fundamentales para canalizar la visión de la empresa al producto, así como para ejecutar planes de alto nivel”, afirma Stefan Sorce, jefe de logística global de Haribo.
Haribo nombró a sus gomitas Goldbears en los años sesenta, diferenciando su producto en forma de osito de la competencia.
La firma ha salvaguardado su marca registrada y su producto número uno, incluso, llevó a su rival Lindt a los tribunales en 2012 por las similitudes entre el osito de oro y el peluche Lindt envuelto en papel de oro de la chocolatería suiza.
“El nombre del producto, sus formas icónicas y el mantenerse fiel a sus raíces le funcionó perfecto a la empresa, la cual no se ha visto atrapada por las modas, los acuerdos de licencia o las preferencias de sabor de los clientes. Los consumidores saben la experiencia que representa una bolsa de Haribo”, indica Kimmerle.
Las características de los Goldbears se convirtieron en un clásico para los consumidores.
– Eddie Stableford
“Las gomitas tradicionales tienen fuertes vínculos con la infancia y generan cierta nostalgia. Con sus colores atrevidos y aromas afrutados, son apetecibles cuando la gente se permite ser un poco extrovertida”, afirma.
El diseño del envase también es clave del éxito de la marca.
“Haribo cumple todos los requisitos. Esencialmente, la presentación de la marca y el envase, aplican el principio de diseño “menos es más” y deja que el producto sea el protagonista”, afirma a The CEO Magazine Eddie Stableford, experto en marcas de alimentación del Reino Unido y fundador de Street Food Box.