Los datos desempeñan un papel fundamental en el éxito de las empresas, desde la racionalización y optimización de las operaciones y la dotación de personal, hasta la obtención de una ventaja competitiva gracias a la información detallada que pueden proporcionar a los consumidores.
Dado que los datos en sí no sirven de nada hasta que se ponen en práctica, las empresas inteligentes están dedicando vastos recursos a crear los conocimientos y la infraestructura necesarios para hacer el mejor uso posible de los datos que recopilan.
En el transcurso de la última década, los avances en la innovación impulsada por los datos también han sido posibles gracias al suministro de mayores capacidades de almacenamiento de datos, medios más rápidos de transmisión de datos y un rendimiento informático más potente.
«La combinación de datos permite obtener mejores resultados. Por eso es importante utilizar datos de todos los sectores para dar respuesta a algunos de los mayores problemas actuales, como el cambio climático», afirma Lisa Allen, directora de Datos y Servicios del Open Data Institute (ODI). «Eso requiere datos de todo el ecosistema para empezar a abordar este problema global», señala.
“La combinación de datos permite obtener una mejor perspectiva. Por eso es importante utilizar datos de todos los sectores para dar respuesta a algunos de los mayores problemas actuales”.
- Lisa Allen
Según Allen, el reciente informe del ODI sobre la infraestructura de datos de la pobreza energética y que derivó en el índice de riesgo de pobreza energética, es un gran ejemplo de cómo se pueden utilizar capas de datos para estudiar cuestiones sociales.
El reporte utilizó datos meteorológicos y de calificación de la eficiencia energética de los hogares, junto con medidas más tradicionales de la pobreza, como el derecho a prestaciones. El resultado fue una evaluación más exhaustiva del problema social de la pobreza energética.
A nivel comercial, el gigante mundial Netflix extrae los datos de consumo de entretenimiento de sus usuarios para hacer recomendaciones de productos, así como diseñar nuevas películas y programas de televisión.
La empresa de maquinaria agrícola y equipos pesados John Deere señala que «Confiamos en terabytes de datos de precisión para conocer mejor que nadie a nuestros clientes y sus negocios». Los datos sobre el uso de tractores se utilizan para desarrollar y vender tecnologías para la agricultura de precisión.
Un estudio reciente sobre más de 1,600 intercambios de datos realizados por 1,285 de las mayores empresas públicas y privadas reveló que el 80 por ciento de los intercambios son de datos de clientes, incluida información sobre salud, finanzas, actividad y otros de sus comportamientos.
Compartir estos datos con los competidores puede parecer contraintuitivo cuando se utilizan para ayudar a las empresas a superar a otras que compiten por los mismos clientes. Sin embargo, la mayoría de las empresas tienen claro que los datos desempeñan un papel importante en la toma de decisiones estratégicas en casi todos los sectores.
Además de los datos de los clientes, el estudio reveló que las empresas también utilizan conjuntos de datos sobre procesos y competidores para tomar importantes decisiones operativas y estratégicas.
«La ODI ha trabajado mucho con Open Active, una iniciativa comunitaria para el sector del deporte y la actividad física», explica Allen.
«Se basa en datos sobre lugares y sesiones disponibles para que los clubes deportivos o los operadores de ocio consigan que más gente participe en actividades físicas, y en la actualidad se publican más de 75,000 actividades a la semana en 1,300 ubicaciones de todo el Reino Unido», señala.
El tema del intercambio de datos no puede tratarse sin abordar la privacidad, con ejemplos recientes en las telecomunicaciones y los seguros de salud, que son buenos ejemplos de lo que puede salir mal y de por qué las empresas deben tener cuidado con la forma en que trabajan con cualquier dato.
Ben Szymkow, CEO de Flusso, afirma que, aunque el público quiera contribuir a resolver problemas globales -o permitir que las empresas atiendan mejor sus necesidades-, es razonable esperar que esto no se haga a costa de que la información personal llegue a manos de las personas equivocadas.
«Participar en el intercambio de datos conlleva el potencial de afectar negativamente a un sistema mediante el acceso no autorizado, la destrucción o la modificación de datos, o la divulgación no autorizada y la fuga de datos de la información compartida entre los socios», señala.
“Cada vez que una organización se suscribe o adquiere un servicio, suele estar recibiendo también información potencialmente sensible”.
- Ben Szymkow
«Cultivar un ecosistema local de intercambio de datos, utilizando las tecnologías adecuadas de preservación de la privacidad, puede apoyar la reducción de problemas como el lavado de dinero, las transacciones fraudulentas y otros», revela.
También es importante darse cuenta de que las empresas mantienen relaciones de intercambio de datos. «Cada vez que una organización se suscribe a un servicio o lo adquiere, suele también estar recibiendo información potencialmente sensible que conlleva un riesgo que rara vez se gestiona eficazmente», señala Szymkow.
«En un mundo donde hay una app para todo, es muy difícil para las organizaciones entender el flujo de datos y el riesgo potencial. La capacidad de identificar dónde y cómo gestionar y mitigar el riesgo a través de terceras y cuartas partes es fundamental», agrega.
El enfoque tradicional de los acuerdos para compartir datos y la gobernanza de datos consiste en crear una lista exhaustiva de controles centrados en lo que cada parte no puede hacer con los datos, revela Szymkow. «En lugar de eso, deberíamos centrarnos en los flujos de información adecuados que las partes firmantes pretenden conseguir y en los contextos en los que estos flujos deberían producirse», asegura.
También comenta que Helen Nissenbaum, profesora de Ciencias de la Información en Cornell Tech en Nueva York, desarrolló la teoría de la privacidad de la «integridad contextual» con ese fin.
La teoría tiene en cuenta no sólo las normas industriales, culturales, legislativas y otras normas de comportamiento que suelen quedar fuera de estos acuerdos, sino también el reconocimiento de que las preocupaciones éticas en torno al uso de información sensible van a evolucionar.
ODI lleva mucho tiempo concientizando sobre los riesgos -así como de los amplios beneficios- de compartir datos y ha publicado una guía para evaluar ese riesgo.
«A menudo descubrimos que los riesgos percibidos pueden tener más que ver con la preocupación que con el riesgo real, sobre todo cuando proceden de altos cargos inseguros sobre el intercambio de datos», afirma Allen.
«La guía destierra los mitos y los conceptos erróneos, al tiempo que muestra que un examen exhaustivo de cualquier riesgo es una buena práctica», concluye.