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El esperado Aston Martin DB12 ya está aquí, pero ¿cómo se compara frente a su predecesor?

Algunos dicen que es su elegancia atemporal. Otros señalan la asociación con un famoso espía británico de ficción. Y algunos creen que se debe a que los coleccionistas pagan cantidades obscenas por los primeros e inusuales modelos (hace seis años, un DBR1 de 1956, que ganó en Le Mans, se subastó por 22.5 millones de dólares).

En cualquier caso, el modelo DB de Aston Martin sigue siendo uno de los pilares sagrados del automovilismo, 75 años después del debut del gran turismo clásico.

El simple hecho de estar cerca del coche te hará contemplar la posibilidad de hacer impulsivamente cosas locas.

La opinión generalizada es que si la marca llegara a cometer la locura de eliminar la placa, se abriría un portal directo al infierno sobre la sede de la empresa en Gaydon, y llovería fuego y azufre sobre la cabeza del responsable.

Es entonces cuando, con mucha emoción, llega al mercado la última versión de este ícono cultural, el DB12, seis años después de su predecesor.

Por aquel entonces, los consumidores sabían más o menos lo que representaba el logotipo alado de Aston Martin: refinamiento, herencia deportiva, coqueteos ocasionales con la bancarrota.

Pero esto ya no es suficiente. En los pasillos de Aston se tiene la sensación de que la marca se ha acercado demasiado al elegante mundo de Bentley y Rolls-Royce y se ha alejado demasiado de la experiencia impactante de Ferrari y Lamborghini.

El multimillonario presidente canadiense del grupo Aston Martin Ltd -y estrella ocasional del éxito de Netflix, F1 Drive to Survive- Lawrence Stroll, quiere que todos los Aston futuros sean más rápidos, más divertidos y más modernos.

Primer vistazo

Estamos afuera de un hotel en las colinas de Mónaco para el lanzamiento mundial del coche. De cerca, no hay mucha evidencia de una revolución en el diseño; más de una evolución, en realidad.

La imperiosa parrilla más grande, las anchas caderas y la mayor curvatura del capó confieren al DB12 un aire sensual y masculino, acercándose más al DBS Superleggera de Aston que a su predecesor directo en términos estéticos.

Sin embargo, es un diseño magnífico. El simple hecho de estar cerca del coche te hará contemplar la posibilidad de hacer impulsivamente cosas locas como vender tu casa y ponerlo todo en Dogecoin, solo para poder comprarte uno.

Y también hay algunos toques de modernización, como los retrovisores laterales sin marco, las manijas de las puertas enrasadas, y un nuevo y cautivador diseño de los faros.

Nadie ha dicho que los Aston sean feos, por supuesto. Aston quiere mejorar su juego, no en Instagram, sino en la carretera, en caminos como la legendaria Ruta Napoleón, un sinuoso terreno de juego situado entre el mar Mediterráneo y las colinas de los Alpes franceses, a donde nos dirigimos hoy.

En el camino

En el momento en que se activa el modo Sport, uno de los cinco ajustes de conducción, se hace evidente lo mucho más brutal que es este coche en comparación con el DB11 (el 80 por ciento es nuevo), y que los ingenieros de Aston Martin pueden ser capaces de respaldar el alarde de su presidente, de que la compañía se convertirá algún día en el Ferrari británico.

Sencillamente parece que hay más de todo en el DB12: potencia, aceleración, agarre, suspensión y grandes sonrisas de conductor y pasajero (junto con uno que otro aullido).

El catalizador es un nuevo V8 biturbo de 4.0 litros, que sustituye al V12 de 5.2 litros del coche anterior (todavía no hay señales de unidades eléctricas en Gaydon). Puede que sea más pequeño, pero los hechiceros de Aston utilizaron turbos más grandes, una relación de compresión revisada y árboles de levas modificados, para generar 500 kW (Kilovatio) y 800 Nm (Newton-metro), un aumento de 30 kW y 100 Nm respecto al DB11.

Simplemente parece que hay más de todo en el DB12.

Para evitar que el DB12 explote o se deslice por los valles de las montañas francesas, se ha dotado al coche de un chasis más rígido, que proporciona un contacto aún más íntimo con el camino, y de un sistema de refrigeración mejorado.

Las caravanas, que se encuentran en masa los fines de semana de verano en la Ruta Napoleón, pueden convertirse con frecuencia en virus que matan el rendimiento del coche, pero puedes usar la aceleración fulgurante del DB12 (0-100 km/h en 3.5 segundos; medio segundo más rápido que el DB11) para eliminarlas con facilidad.

Cuando se avecinan curvas cerradas -y en este pedazo de utopía automovilística se toman a gran velocidad-, puedes lanzar el DB12 con la seguridad de que se desplazará de forma emocionante.

La rápida transmisión de ocho velocidades, por no mencionar el jugoso motor, significa que puedes acelerar con una ferocidad fantástica, levantar el pie brevemente a la entrada de la curva y volver a la potencia al instante mientras te lanzas hacia la siguiente curva.

Con ese bullicio yendo a las ruedas traseras, el DB12 no es reacio a uno que otro meneo de la parte trasera, nada que despierte las entrañas, pero lo suficiente para recordarte que estás al mando de un deportivo serio.

Es sin duda un coche más técnico que el DB11, y desactivar el control de tracción es algo que solo deberían intentar los pilotos de carreras serios.

Interiores premium

Entre algunos de los periodistas reunidos para la presentación de este auto se decía que el DB12 podría dar un buen susto en circuito al supuestamente más feroz V12 Vantage.

Más allá de la dinámica, Aston ha trabajado duro para crear un espacio centrado en el conductor, preservando al mismo tiempo los elementos premium que hacen que se mencione a la compañía al mismo nivel que Bentley y Rolls-Royce, incluyendo asientos con patrón acolchado, pieles Bridge of Weir cosidas a mano y un sistema de audio Bowers & Wilkins de 11 altavoces.

Más allá de la dinámica, Aston ha trabajado duro para crear un espacio centrado en el conductor.

Un nuevo sistema de infoentretenimiento a la medida añade un toque contemporáneo que se necesitaba desesperadamente (el anterior era, por decirlo educadamente, objeto de burla generalizada) y, sin embargo, los interruptores de accionamiento manual son un elegante guiño a la vieja escuela, creando una relación más táctil con el coche.

La gran pregunta es, entonces, ¿qué quiere ser el DB12? ¿Sigue siendo un gran turismo cómodo y lujoso con una generosa ración de prestaciones? ¿O un supercoche dinámico y ardiente con cueros caros y algunos botones bonitos?

Aston anuncia el DB12 como “el primer superdeportivo del mundo”, y eso refleja perfectamente la situación actual del modelo DB. Ni demasiado refinado ni demasiado loco, pero tampoco demasiado sencillo.

Por desgracia, la inevitable marcha hacia la electrificación puede cambiar pronto la línea DB para siempre. Mientras tanto, sigamos venerando este fantástico pedacito de historia.

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