La doctora Mónica Guadalupe Ayala Guerrero llegó a la dirección del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), pocos meses después de iniciar la pandemia. La institución que la vio crecer como médico se encontraba en un abandono importante.
“Si hasta en tu casa, si tú no arreglas las ventanas se van arruinando, si no cuidas las puertas o no las vas engrasando, se van a arruinar. Entonces, eso es lo que yo he encontrado, el abandono de una institución en donde abres una gaveta y hay una deuda”, señala en entrevista con The CEO Magazine.
En su rol como delegada propietaria ha ido saldando las deudas del instituto para poder preparar el futuro. “Ha sido difícil venir y ver tanto abandono y tanta deuda. Porque, de hecho, primero era saldar deudas y después innovar y empezar a hacer todo nuevo”, dice Ayala.
“De nada sirve una idea si solo la dices y no la sigues”.
Su vocación por ayudar a los demás la hizo estudiar la carrera de Medicina, para después especializarse en Medicina Interna y Obesidad, así como realizar una maestría en Nutrición y Dietética en su país de origen. Además, y siguiendo su sueño de contribuir en las transformaciones sociales de su país, tuvo la oportunidad de estudiar en México, de forma semipresencial, una maestría en Administración de Organizaciones y otra en Administración de Seguros Sociales.
A partir del año 2019, Ayala tuvo la oportunidad de trabajar con el actual gobierno del presidente Nayib Bukele. En primer lugar, se le asignó por un año el liderazgo de la Agencia Regulatoria de Medicamentos, también conocida como la Dirección Nacional de Medicamentos. “Me considero una persona cíclica; cuando obtengo la meta que quiero, nace en mí la inquietud de poder hacer algo más”, comenta.
En 2020, durante los primeros meses de la pandemia, empezó con un nuevo reto: liderar el Seguro Social de El Salvador, convirtiéndose en la directora más joven que ha tenido la institución.
Ayala asumió la dirección del Seguro Social el 10 de agosto del 2020, regresando al lugar que ama y la vio crecer cuando transitaba sus pasillos en el 2007. En su opinión, la institución con casi 75 años de historia ha sufrido cuatro décadas de abandono; sin embargo, en los últimos cuatro años ha logrado darle bríos para el futuro.
Para ella, además de la pandemia, uno de sus principales retos “fue llegar y encontrarme con una institución abandonada con el paso del tiempo; tan noble y que tanto ha servido al país, que además maneja uno de los presupuestos más grandes de salud, es decir, se puede hacer tanto con ella. Sin embargo, la encuentro de la misma manera en que la conocí cuando estuve aquí”, señala.
En el par de años a su cargo ha logrado cambios que no se habían hecho en cuatro décadas y logró convertirla en la primera institución médica en la región en implementar la telemedicina, incluyendo el apoyo psicológico. “Vamos poco a poco, paso a paso. El cariño que le tengo a esta institución es lo que hace que, en el día a día, siga innovando y luchando por transformarla”, asegura.
Además, trabaja sobre sus fortalezas. Considerando la experiencia en trasplantes de donante vivo, Ayala está emocionada por la lograda Ley de trasplante cadavérico en 2022 que permite el trasplante hepático, cardíaco, de pulmón y de riñón, gracias al apoyo de expertos internacionales. “Siempre hay que reconocer y buscar al que sabe”, señala.
Para lograr esta transformación, Ayala se enfoca en cuatro pilares. El primero consiste en mejorar el trato al paciente, darle una atención cálida, humana y digna.
“El usuario debe ser lo primero. Se merece el mejor cuadro de medicamentos y la mejor calidad de atención, porque con el paso del tiempo, con tanto abandono, se normalizó el maltrato, las largas colas, las esperas, pues la gente esperaba cuatro horas para tener atención. Entonces, me encontré con que debía enseñarle a 19 mil empleados que todo eso no era normal”, revela.
El segundo pilar son los empleados, “porque de ellos depende el éxito de lo que se planifique”. Ayala cree en los incentivos, como estudios en el extranjero y mejoras salariales. Además, hizo un arduo trabajo para reclasificar al equipo de acuerdo con su nivel de estudios, ya que previamente, tanto psicólogos como terapistas respiratorios y personal de farmacia estaban registrados como técnicos y no como licenciados, lo que afectaba sus salarios.
“Mi nombre es lo único que tengo y no lo puedo manchar”.
El tercer pilar es la mejora en la infraestructura. “Hay clínicas que se fundaron hace 60 años y desde entonces tienen la misma pintura”, comenta Ayala. Además de invertir en equipo y en las instalaciones de los hospitales existentes, se ha planeado la construcción de un nuevo hospital médico-quirúrgico para ayudar con la demanda del actual nosocomio.
“El hospital tiene 150 camas y nosotros vamos a doblar su capacidad con 320 camas; de 10 quirófanos, ampliaremos a 18. Vamos a expandir ese hospital que hace 35 años está esperando por mejoras”, agrega.
El cuarto pilar trata sobre la innovación tecnológica, es decir, todo aquello relacionado con la mejora de procesos y trámites por medio del uso de la tecnología y la digitalización. Por ejemplo, Ayala señala que se ha trabajado por el desarrollo e implementación del expediente electrónico.
A la par, se ha puesto en marcha un programa para que, por medio del DUI (Documento Único de Identidad), el paciente pueda acceder automáticamente a la información necesaria para su evaluación.
“La innovación tecnológica también está enfocada en la capacitación de los mejores especialistas del país y en la utilización de las tecnologías médicas de primer mundo”, indica.
Tal es el caso de la resucitación del programa de trasplantes de médula ósea, que empezó hace 20 años, pero jamás se implementó y que para Ayala es un tema personal.
Otro tema que es sensible para ella es la detección temprana del cáncer, ya que Ayala es sobreviviente de cáncer de tiroides. Con esto en mente logró aprovechar el antiguo hotel Siesta, adquirido en otra administración, para así poder preparar el Centro Especializado Integral de Atención Ambulatoria de La Ceiba. El Centro ofrece procedimientos mínimos invasivos ambulatorios, con tres quirófanos y la primera clínica de detección temprana de cáncer.
Además de La Ceiba, y con el objetivo de brindar calidad en los servicios, Ayala espera que en los próximos 12 meses se inauguren las nuevas áreas del Hospital Materno Infantil 1° de Mayo, así como las del Hospital Médico-Quirúrgico, las cuales se encuentran en las primeras fases de construcción.
“Cuando alcanzo la meta que quiero, nace en mí la inquietud de algo más”.
Pero para Ayala, el reto principal no es solo abrir centros de medicina especializada, sino mantenerlos en condiciones óptimas con el paso del tiempo.
“Todo implica alianzas estratégicas que las vas a mantener con el interés, con el esfuerzo, el trabajo coordinado y con que tú le des seguimiento, porque de nada sirve una idea si solo la dices y no la sigues”, comenta.
Para Mónica Ayala, esto se trata de dejar un legado ligado a su nombre. “Son como mil mensajes, pero uno de los principales es creer en uno mismo, hacer las cosas bien y cuidar tu nombre. Mi nombre es lo único que tengo y no lo puedo manchar”, concluye.