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Como líder, mientras más responsabilidad se tiene sobre los demás, más crucial resulta gestionar la mala química en el lugar de trabajo o la aversión personal hacia los compañeros. No hacerlo puede tener consecuencias negativas para tu empresa.

Si vas a trabajar a diario, como la mayoría de la gente, seguro que has conocido a ese tipo que habla demasiado, que da vueltas por la oficina, que se centra en algo irrelevante o que mastica con la boca abierta. Ya sabes, ese tipo. Según un estudio, una de cada tres personas se plantea dejar su trabajo por culpa de un compañero al que no soporta.

Las personas que son líderes de equipos, departamentos y empresas enteras no son inmunes. ¿Qué haces cuando te encuentras en una silla de liderazgo, pero aún así no puedes dejar de pensar en lo mucho que te molesta uno de tus compañeros de trabajo? ¿Evitarlos? Es tentador. Tratar con ellos a diario y, no se diga, abordar el problema de frente, podría provocar un drama en el trabajo. Y nadie quiere eso.

Cuantas más responsabilidades de liderazgo se tengan, más destructiva puede ser la mala química si no se gestiona. La cuestión es que ocurre de forma encubierta. Malintencionada, incluso. Primero, evitas interactuar con la persona. Son insufribles, después de todo. Eso funciona bastante bien, durante un tiempo.

Cuantas más responsabilidades de liderazgo se tengan, más destructiva puede ser la mala química si no se gestiona.

Entonces, tarde o temprano, la falta de diálogo abierto y honesto pasa factura. Hay un gran malentendido entre los dos sobre algo importante, y el trabajo se resiente. La culpa se reparte, el resentimiento se instala y la evasión se convierte en un ciclo que se autoperpetúa. Las personas a las que cada uno de ustedes dirige sienten un escalofrío distinto, y la colaboración entre sus equipos se erosiona. Se forman bandos y se endurecen. La empresa se estanca.

¿Suena dramático? Esta es la cruda realidad. Mientras más dirijas a otras personas, mayor será la obligación de gestionar cualquier disgusto que sientas por uno de tus compañeros. De lo contrario, habrá consecuencias negativas para tu empresa. Unas consecuencias que tú, como líder concienzudo, no quieres tener sobre tus hombros.

Yo también he estado en esa situación. Cuando me esforzaba por gestionar la mala química, las cosas iban bien. Cuando no lo hacía, lo que ocurría más a menudo de lo que me gustaría admitir, es que la brecha entre mi colega y yo se ensanchaba. Como en aquel momento mi colega y yo éramos líderes de alto nivel, la reducción y ampliación de esa brecha tenía consecuencias sutiles, pero cruciales, para nuestros equipos y para toda la empresa.

Los mejores consejos para gestionar la mala química

La buena noticia es que gestionar la antipatía hacia un compañero de trabajo o un colíder no es tan difícil, solo requiere una medida de intencionalidad sostenida. Esto requiere que decidas si merece la pena. Esto es lo que he aprendido sobre cómo hacer todo eso.

1. Reconocerlo: El primer paso para asegurarse de que la aversión hacia un compañero de trabajo no compromete el necesario trabajo en equipo es simplemente constatar su presencia. Está ocurriendo. Fingir que no es así para no tener que lidiar con ello prepara el terreno para todo tipo de inconvenientes no deseados. Y no te castigues, ocurre. Sinceramente, eres humano.

2. Soltarlo:  Llega al fondo del por qué esa persona te saca de quicio. Amy Gallo escribe en Harvard Business Review: “En lugar de pensar en lo irritante que es la persona, céntrate en por qué estás reaccionando como lo estás haciendo”.

¿Te recuerda a alguien o algo de tu pasado? ¿Temes en secreto que te falten al respeto? ¿Tienes una manía que has permitido que cobre vida propia? ¿Forma parte de una clase o un grupo al que no entiendes? Sé brutalmente sincero para saber qué es lo que te produce angustia.

3. Asumirlo: Una vez que entiendas realmente lo que está pasando, es hora de aceptar un hecho fundamental, aunque difícil de tragar: no importa lo molesta que sea la persona, la realidad es que tú eres el único responsable del efecto que tiene sobre ti. Andy Puddicombe, de la aplicación de mindfulness Headspace, insta a los oyentes: “Observa tus reacciones sin dejarte arrastrar por ellas”.

Puedes tener la tentación de creer que tu irritación es porque defiendes noblemente unos valores por los que merece la pena luchar. Pero lo más probable es que te estés entregando a una forma de pensar improductiva y perjudicial. No te dejes llevar.

4. Gestionarlo: En lugar de mortificarte, elabora un plan.

Imagínate dando un discurso que honre de verdad a la persona que te molesta. ¿Qué le dirías? ¿Qué cualidades tiene? Si eres objetivo, ¿cuáles son sus puntos fuertes? No te des por vencido. Después, encuentra la manera de recordarte a ti mismo que, al igual que tú, esa persona aporta algo bueno a la fiesta.

Otorgar el beneficio de la duda: Decide creer que tu colega quiere lo mismo que tú, incluso en los aspectos en los que no te lo pone fácil. No te apresures a cuestionar sus motivos o a sacar conclusiones sobre su carácter. Opta por verlos como personas comprometidas con el éxito de la empresa y la armonía en el camino, al igual que tú, aunque lo representen de forma diferente a la tuya.

Ser grande: Trabaja para mostrarte como un líder por encima de la contienda: imparcial, objetivo y centrado en crear las condiciones para que la empresa prospere. No dejes que tu aversión a relacionarte con ellos te lleve a emplear soluciones provisionales o a permitir efectos pasivos. Visualiza tu presencia antes de las conversaciones: practica mentalmente la neutralidad, la calidez y la calma para que te sientas siempre así, sin dejar de ser asertivo cuando haya asuntos importantes en juego.

Hablar: Si están haciendo algo realmente específico que te molesta y tu preocupación es remotamente razonable, dilo. Preséntalo como la persona amable que eres y trátalo como el adulto responsable y consumado que es. Di la verdad con humildad y prepárate para escuchar con gratitud.

La buena noticia es que gestionar la antipatía hacia un compañero de trabajo o un colíder no es tan difícil, solo requiere una medida de intencionalidad sostenida.

Vale la pena mencionar que estos consejos están pensados para los molestos pero generalmente se pueden aplicar cuando hay inofensivos desajustes de estilo y química que se producen en el lugar de trabajo. Pero si te maltratan o acosan en el trabajo, aborda la situación con franqueza.

Es humano no querer a todos los compañeros. Pero no te permitas que preocuparte tanto por las imperfecciones de uno de tus compañeros se interponga en el camino del trabajo en equipo y el liderazgo. Tu empresa necesita la mejor versión de ti.

Shane Kinkennon

Miembro del Grupo de Colaboradores

Shane Kinkennon ayuda a los CEOs y a otros líderes de la C-suite a inspirar, cultivar y persuadir positivamente a sus colegas líderes con el fin de impulsar excelentes resultados empresariales. Ayuda a sus clientes a aplicar las mejores teorías de liderazgo y prácticas de gestión actuales para impulsar el logro de objetivos y liderar el cambio. Shane es coach ejecutivo certificado, coach de equipos de liderazgo certificado y facilitador maestro certificado. Ha sido director de operaciones de empresas globales y director de estrategia de organizaciones sin fines de lucro. Trabaja en el sector privado y reside en Estados Unidos. Para más información, visita https://www.shanekinkennon.com/

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