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Los conocimientos tradicionales de las comunidades indígenas han sido ignorados durante mucho tiempo en el mundo de los negocios, pero ahora, se encuentran reconfigurando a la economía moderna.

En la cultura empresarial moderna, nuestras mentes están constantemente ocupadas. La logística, el tiempo, la ejecución, los datos, los informes y la estrategia están a la orden del día, todo lo cual se refleja y ejecuta finalmente en una sinfonía de resultados empresariales aspiracionales.

Pero, ¿y si una perspectiva diferente pudiera llevar esta armonía al siguiente nivel? Las empresas tradicionales o autóctonas llevan mucho tiempo haciéndolo a su manera y tienen mucho que enseñarnos, si nos tomamos el tiempo de escuchar.

Es algo que tengo el privilegio de hacer a diario en mi trabajo como codirectora de Acknowledge This, una consultora con sede en Perth (Australia), que ayuda a las empresas a explorar y conectar con los pueblos y culturas aborígenes con valentía, entusiasmo y alegría en lugar de vergüenza, culpa y miedo.

“A través del diálogo, la política económica, la educación y el desarrollo de asociaciones, trabajamos para crear valor en la economía indígena”.

- Carol Anne Hilton

Con más de 476 millones de indígenas viviendo en 90 países de todo el mundo, es crucial establecer estas conexiones positivas. Y ahora que las empresas indígenas están ganando impulso, desempeñan un papel importante en la reconfiguración de las economías modernas e impulsan la reconciliación, pues se han convertido en una fuerza que ya no puede ignorarse.

Aquí en Australia, el número de empresas indígenas aumentó en más del 47 por ciento entre 2016 y 2021, y su contribución colectiva a la economía australiana aumentó al menos en un 59 por ciento para situarse en el rango de 8,500 millones de dólares australianos (5,500 millones de dólares estadounidenses) a 12,000 millones de dólares australianos (7,800 millones de dólares estadounidenses).

En Canadá, la economía indígena se valoró en 35,900 millones de dólares estadounidenses en 2020, alrededor del 2.2 por ciento del producto interno bruto canadiense. El Indigenomics Institute, con sede en Toronto, confía en que su tamaño se triplique con creces y trabaja para que el sector empresarial indígena ocupe un lugar en la mesa.

“A través del diálogo, la política económica, la educación y el desarrollo de alianzas, trabajamos para crear valor en la economía indígena y cómo las empresas canadienses pueden responder a la creciente fuerza económica indígena”, declaró la fundadora y directora general Carol Anne Hilton en la inauguración de la Conferencia Indigenomics on Bay Street en noviembre.

En Nueva Zelanda, en los últimos 10 años la base de activos maoríes ha crecido a un ritmo mucho más rápido que la economía en general, hasta alcanzar una valoración actual de más de 42,500 millones de dólares. Según las previsiones, alcanzará los 60,800 millones de dólares en 2030.

En Nueva Zelanda, en los últimos 10 años la base de activos maoríes ha crecido a un ritmo mucho más rápido que la economía en general.

“Está claro que hay mucho potencial para el crecimiento continuo y el éxito del desarrollo económico liderado por los maoríes en Aotearoa (Nueva Zelanda en maorí)”, subrayó el equipo Manukura Māori de PwC en un informe de 2023. ”Trabajando juntos, centrándonos en soluciones innovadoras y resultados sostenibles, podemos crear un futuro más próspero y equitativo para todos”, agregaron.

Pero para que esto sea posible hay que tener en cuenta una serie de factores, como he descubierto a lo largo de los años.

Relaciones antes que negocios

Retrocede el reloj hasta 2015. Estaba trabajando para una organización de mentores aborígenes en Perth, que ayudaba a inspirar a estudiantes aborígenes de los institutos de los alrededores para que accedieran a la educación superior al terminar.

Resultó ser una dinámica interesante, en la que los alumnos nos enseñaron una poderosa lección sobre los negocios tradicionales. Su negocio consistía en ser ellos mismos.

Esto puede parecer contradictorio con el concepto de empresa moderna, tan centrado en completar una serie de tareas. Pero la realidad es que hay mucho valor que encontrar justo aquí, como yo descubrí.

En lugar de obsesionarnos con tachar una lista de tareas, pasamos el tiempo con nuestros alumnos dándoles lo que necesitaban, que era pasarlo bien y ser ellos mismos. El trabajo venía después.

“También se trata de cambiar la narrativa de cómo percibimos a los indígenas y cómo se suele utilizar a los indígenas en los negocios”.

- Christopher Lawrence

Hay aquí una lección que, de hecho, mis alumnos aportaron a mis mentores y a mí. En el mundo moderno, a esto lo llamaríamos “aprendizaje bidireccional”, y es que tú como persona eres importante independientemente de las habilidades que puedas aportar a la mano de obra y hay una posible relación que debe establecerse ante todo.

En la empresa moderna, parece que olvidamos la naturaleza simbiótica de “a quién” estamos entregando, y sólo nos centramos en “qué” estamos haciendo. La empresa tradicional, en cambio, siempre se centra en las relaciones antes que en el negocio.

Lecciones de reconciliación

Es un planteamiento que puede ayudarnos a los que estamos en el mundo empresarial moderno a considerar en profundidad nuestras relaciones con nosotros mismos, y con aquellos con los que trabajamos y para los que trabajamos. Además, es una lección importante que debemos recordar mientras trabajamos por la reconciliación económica y “cerramos la brecha”.

Cuando se trata de reconciliación, una pregunta habitual que me hacen en los talleres que imparto es, sencillamente: “¿Qué es eso?”.

La respuesta del mundo empresarial moderno es siempre muy clara y, de hecho, acertada. Se logrará cuando se cierren las brechas entre las comunidades indígenas y no indígenas; cuando las tasas de graduación, mortalidad y encarcelamiento sean las mismas. Se trata de una respuesta estadística, mental, moderna, que hace hincapié en los logros individuales.

“Es posible que se marquen muchas casillas, que se les dé la bienvenida a los países o que se apoye a los pueblos indígenas, pero que en realidad no se les otorgue una verdadera participación de liderazgo”.

- Christopher Lawrence

Las empresas autóctonas ofrecen una respuesta similar, aunque diferente. Y es la que yo prefiero. Para ellos, la respuesta es cuando ya no tengamos que hablar de ello, cuando no necesitemos los Planes de Acción para la Reconciliación, ni la Semana de la Reconciliación. Esta respuesta busca la conexión, la colaboración y un cambio social en lugar de un enfoque estadístico o basado en resultados para el cambio cultural. Se trata de una respuesta sana, basada en el corazón, tradicional, que hace hincapié en el logro colectivo.

Todos estos son poderosos argumentos empresariales a favor de la reconciliación económica, pero sólo puede lograrse si las empresas pueden abordarla de forma auténtica.

Cambiando la narrativa

Para empezar, invertir en empresas indígenas, emprendedores e innovadores, tiene que ser algo más que marcar una casilla o simplemente ser visto como que se está haciendo “lo correcto”.

Con una larga historia entrelazada con la tierra, el conocimiento indígena sobre el cuidado del país puede generar enormes beneficios, una realidad que está ganando reconocimiento entre investigadores, responsables políticos y grandes empresas por igual. Pero la explotación comercial de estos conocimientos es demasiado común, lo que pone de relieve la necesidad de que los indígenas compartan sus conocimientos en el ámbito empresarial y protejan rigurosamente la propiedad intelectual.

Las instituciones de enseñanza superior están desempeñando un papel clave para satisfacer esta necesidad. El Instituto Tecnológico de Massachusetts cuenta con una beca llamada MIT Solve Indigenous Communities, mientras que la Universidad Monash de Melbourne (Australia) organiza un Desafío de Innovación Indígena. Entre las iniciativas que han surgido de estos programas figuran la recuperación de tierras, mares y aguas por parte de los indígenas, la extracción de fruta autóctona, la mejora de la capacidad de fabricación y la conservación de la biodiversidad de plantas autóctonas.

El catedrático de Monash, Christopher Lawrence encabeza el desafío de la universidad con el objetivo de situar la innovación indígena en la vanguardia de la búsqueda de soluciones a los problemas que afectan a las comunidades de las Primeras Naciones. Conectar a los innovadores con expertos en investigación, financiación y asesoramiento jurídico aumenta sus posibilidades de éxito.

Los indígenas deben participar, no sólo en tareas de mantenimiento y administración, sino también como científicos, ingenieros y matemáticos.

“También se trata de cambiar el discurso sobre cómo percibimos a los indígenas y cómo se les utiliza a menudo en los negocios”, explica. “Es posible que se marquen muchas casillas, que se les de la bienvenida en los países o que se apoye a los indígenas, pero que en realidad no se les dé una verdadera participación de liderazgo”, agrega.

Un sitio en la mesa

Lawrence insiste en que, dado que en muchos casos las industrias necesitan acceder a tierras indígenas, los indígenas deben participar no sólo en tareas de mantenimiento y administración, sino también como científicos, ingenieros y matemáticos, y recuerda las lecciones aprendidas del auge de la minería en Australia.

Es una determinación que dio origen a la Academia Nacional Indígena del Espacio, una colaboración con la Agencia Espacial Australiana para crear una vía que permita a los estudiantes australianos que destacan en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas hacer prácticas en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Estados Unidos.

El año pasado, el programa, también dirigido por Lawrence, envió a cinco estudiantes indígenas al Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA, y otros cinco harán el viaje este año.

“Se trata de formar mano de obra indígena para que pueda ser parte de la industria espacial de este país”, afirma. “Si queremos que sea una industria de éxito en Australia, tenemos que asegurarnos de contar con una mano de obra autóctona, gente que pueda formarse y aplicar las distintas técnicas necesarias para la investigación espacial. Y tenemos que incluir a los indígenas”, asegura.

Una vez más, ese enfoque colectivo encierra muchas de las respuestas. La empresa tradicional y la empresa moderna no tienen por qué oponerse, y la empresa moderna no tiene por qué “reservar espacio” para que quepa en él esta “construcción externa” de la empresa tradicional.

Es el mismo resultado, sólo que desde dos perspectivas diferentes.

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