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Janine Grainger, cofundadora y directora general de Easy Crypto, que abandonó los estudios en el instituto para convertirse en una empresaria disruptiva en el sector de las tecnologías financieras, nos habla de sus grandes y audaces objetivos, del trabajo a distancia y de la gestión de una empresa con su hermano menor.

El camino para llegar a ser director general de una empresa suele ser un ascenso lineal que se parece a esto: obtener una licenciatura, encontrar un trabajo de nivel inicial, obtener un título de maestría, buscar el ascenso y luego asegurarse un puesto en la junta directiva. Muy sencillo.

Sin embargo, Janine Grainger, cofundadora y directora general de Easy Crypto, tomó un camino menos convencional. Su trayectoria comenzó cuando dejó el instituto a los 15 años y acabó asociándose inesperadamente con su hermano, Alan Grainger, para poner en marcha el disruptor fintech.

“Abandoné los estudios, lo que a la gente le suele parecer un poco interesante”, explica a The CEO Magazine. “Simplemente no disfrutaba la escuela. Soy una emprendedora nata y mi trayectoria me ha demostrado que el éxito no siempre sigue el camino tradicional”, asegura.

El origen

Aunque la criptomoneda comenzó con Bitcoin en 2009, Grainger afirma que 2017 fue el año en que alcanzó su punto álgido.

“La criptomoneda estaba teniendo, a finales de 2017, uno de esos grandes periodos en el mercado en el que los precios de las acciones están aumentando”, dice. “Estaba en todos los medios y la gente hablaba mucho de ella”, señala.

Sin embargo, a pesar de la popularidad de la criptomoneda, los neozelandeses se enfrentan a un importante obstáculo para acceder a ella.

“No sólo era difícil acceder a ella, sino que también era realmente cara. Los precios de la criptomoneda en Nueva Zelanda estaban un 15 por ciento por encima de los precios al contado mundiales, lo que suponía un mal resultado para los kiwis”, recuerda Grainger.

Para ella, eso no tenía sentido.

“Crypto es un producto totalmente digital, sin gastos de envío”, señala.

Sin embargo, ahí radicaba la oportunidad. En su opinión, había un poco de captura del mercado si la gente es capaz de poner márgenes tan grandes en un producto que no cuesta nada llevar a Nueva Zelanda, a diferencia de otros países.

“Así que mi hermano se propuso resolver este problema, creando un medio para que los neozelandeses pudieran comprar y vender criptomonedas fácilmente. Y yo le acompañé en el viaje para ayudarle a completar sus conocimientos. Nuestra combinación tiene algo de mágico: yo soy una gran creadora de ideas y él es increíble en la ejecución”, asegura.

Objetivos grandes y audaces

Grainger, miembro de la Organización de Jóvenes Presidentes, también ha basado su receta para el éxito en un ingrediente secreto: Los BHAG, que son las siglas en inglés de big, hairy, audacious goals (objetivos grandes y audaces). Conoció este término en una de las primeras sesiones de planificación estratégica de Easy Crypto, cuando Logan Wedgwood, de Advisory Works, introdujo el concepto.

“En aquella sesión elaboramos nuestro primer BHAG. Queríamos alcanzar los 1,000 millones de dólares neozelandeses [602 millones de dólares] en ventas, lo que parecía totalmente audaz porque éramos dos chavales construyendo esto en nuestro tiempo libre. No parecía factible. Pero lo conseguimos en cuatro años”, señala.

Sin embargo, el éxito no se consigue sólo con objetivos ambiciosos: éstos sólo encienden la llama. Según Grainger, la fórmula del éxito son los objetivos, la concentración y la medición.

“El secreto es fijarse un objetivo que parezca descabellado, incluso inalcanzable. Luego hay que dividirlo en metas y ver qué acciones trimestrales hay que emprender para intentar alcanzarlos”, explica.

“Con esto, es probable que acabes no sólo alcanzando tu objetivo, sino superándolo. Realmente subraya la creencia de tener objetivos, centrarse en cómo llegar a ellos y luego medir lo que importa para alcanzar el éxito”, señala.

Control remoto “fácil”

Easy Crypto cuenta con una plantilla de aproximadamente 80 empleados remotos, repartidos en seis países diferentes y con una tasa de compromiso del personal del 95 por ciento. Los empleados realizan periódicamente encuestas de compromiso, que incluyen afirmaciones como “Estoy orgulloso de trabajar para Easy Crypto” y “Disfruto del trabajo que hago en Easy Crypto”. Constantemente, la mayoría responde “Sí” o “Absolutamente” a esas dos preguntas, dice Grainger con una sonrisa.

En un momento en que el tema del trabajo flexible y a distancia provoca un acalorado debate, con un número cada vez mayor de empresas que exigen a sus empleados que vuelvan a la oficina, Easy Crypto defiende el trabajo a distancia como una alternativa viable y satisfactoria. Es un movimiento audaz que Grainger apoya con pasión.

“He trabajado para muchas empresas, desde grandes corporaciones hasta organismos públicos. Y sé lo que es odiar ir a trabajar y sentir esa sensación desgarradora de tener un trabajo que no te gusta y un lugar de trabajo al que no quieres llegar”, reflexiona.

“Nunca quise que Easy Crypto fuera así. Para mí es muy importante construir un lugar de trabajo donde disfruten trabajando y donde obtengan valor de las ocho horas diarias que pasan allí. Y no sólo una transacción unidireccional en la que la empresa obtiene valor de ellos”, asegura.

Cinco consejos para crear una cultura ganadora de trabajo a distancia

Grainger afirma que hay cambios prácticos que todas las organizaciones pueden poner en marcha para crear una cultura próspera de trabajo a distancia.

1. Atesora sus valores: Los valores de la empresa deben emanar del equipo. Deja que expresen lo que ya les gusta de la cultura y hacia lo que quieren seguir avanzando. A continuación, haz que esa sea tu promesa mutua. Pon sus valores en todas partes, desde la contratación hasta Slack y en las reuniones globales. Y lo que es más importante, asegúrate de que celebras que tu gente viva esos valores.

2. Haz que la socialización sea intencional: Cuando se trata de crear espacios sociales, es más difícil en el trabajo a distancia, pero definitivamente no es imposible. Simplemente tiene que ser más intencionado. Puede ser tan sencillo como ponerse en contacto al principio de una reunión. O puedes llevarlo a Slack, donde los empleados pueden pasar el rato, ser sociables y expresarse.

3. No te limites a preguntar, actúa: Encuesta periódicamente a todo el mundo y obtén información sobre lo que funciona y lo que no. Y luego actúa siempre en consecuencia: eso es lo más importante.

4. Reconoce a los campeones de la cultura: Son las personas que se elevan de forma natural, encarnando la cultura. Ayudan a llevarla e impulsarla. Darles apoyo y reconocimiento es crucial.

5. Acomodar las diferencias: En el mundo interconectado de hoy en día, las organizaciones suelen tener equipos diversos que abarcan países, zonas horarias, idiomas, culturas y tipos de personalidad. En un entorno remoto, es fundamental ser más deliberado a la hora de reconocer estas diferencias y hacer adaptaciones que permitan a las personas participar de forma eficaz.

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