Es una tarde de domingo en los escalones del Sacré-Cœur y París parece una pintura. Multitudes de baguettes asomándose de bolsas y corchos saliendo de botellas descansan en la empinada hierba, mientras el sol comienza a iluminar las iglesias y veletas de la ciudad en tonos de rosa y oro.
Al mirar esta vista, es fácil estar de acuerdo con Audrey Hepburn: París realmente nunca es una mala idea.
Hay muchas formas de pasar un fin de semana aquí, pero lo hemos reducido a sólo tres. Primero, un itinerario de moda, donde comprarás en elegantes boutiques y comerás en restaurantes idolatrados por los amantes del estilo.
A continuación, un viaje por la escena subterránea, incluyendo uno de los mejores bares ocultos del mundo. Y finalmente, si te sientes inspirado por las más de 100 estrellas Michelin obtenidas por esta ciudad, la chef francesa Hélène Darroze, quien ha recibido tres de ellas, compartirá sus recomendaciones para una inspiración gourmet pura.
Famoso por sus pintorescas calles estrechas y su impresionante arquitectura, el elegante Le Marais es un excelente lugar para alojarse. Recomendamos el apartamento Pied-à-Terre de dos habitaciones; ciertamente es fotogénico, con vigas de madera expuestas y suelos de parquet originales, y una abundancia de velas crea un suave y sexy resplandor.
Estás aquí por la moda, así que, por supuesto, las compras están en la agenda. Pasea por Le Marais, comenzando en Merci -tres pisos completos de artículos de moda y objetos de diseño, coronados con un techo de vidrio-. Continúa atravesando las pequeñas y pintorescas calles, haciendo paradas en tiendas chic como The Broken Arm.
Sigue a la multitud en la moda hasta el encantador bistro Café Charlot para un almuerzo de platos estilo brasserie. Para la cena, dirígete a Loulou, un elegante restaurante italiano que acaba de reabrir después de una renovación extensa. Si el clima es bueno, asegura una mesa en el jardín para cenar con vistas al Jardin des Tuileries.
No hay forma de negarlo: con sus creativos bares de cocteles, cafeterías de moda y hoteles artísticos, Pigalle es muy chic. El Hotel Grand Pigalle tiene piezas retro como teléfonos rotativos y radios antigüos que se sienten muy Wes Anderson, y también hay un buen bar de cocteles y un restaurante. Pide una suite Parisina en la azotea para ventanas œil-de-bœuf con vistas a Montmartre.
Dirígete al norte de París para encontrar la Marché aux Puces, un paraíso de antigüedades abierto de sábado a lunes. Presta especial atención a la Rue Paul Bert, que está repleta de espejos relucientes, piezas de motocicleta, cerámica antigua y, en una tienda, alfombras hechas a mano con su tejedor asomándose por la ventana.
Terminado el shopping, pasea hasta Montmartre pasando por el Restaurante La Recyclerie, una granja urbana centrada en la ecología en una antigua estación de tren que sirve un brunch delicioso.
No dejes que la ubicación en una calle destartalada o la entrada llena de carteles te alejen de Le Syndicat. El Speakeasy, conocido cariñosamente como “el templo de las primeras citas”, es uno de los mejores bares de París, con un nuevo menú de gastronomía-mixología que defiende a los chefs y licores franceses.
Prueba PicaPica, una mezcla floral de vino tinto clarificado, leche de violeta y mousse de bechamel inspirada en el terroir de Michel Sarran, o Get this Bread, una interpretación cremosa y bebible del pan de alforfón sin levadura de Amandine Chaignot presentado como una pinta en miniatura.
París y la pastelería van de la mano, y la principal recomendación de Darroze es Mamiche: una panadería con ubicaciones en Pigalle y Saint-Martin que ofrece panes, pasteles y postres artesanales. “Compra algunos choux a la crème en la panadería para llevar y pasea por los Jardins du Luxembourg”, dice ella, lo que suena como un buen comienzo del día para nosotros.
Además de su propio restaurante, Darroze recomienda el Restaurante David Toutain para almuerzo o cena. Toutain proviene de Normandía y su cocina refleja sus raíces agrícolas de una manera elevada y elegante. Los menús degustación, de los cuales hay cuatro en el almuerzo y dos en la cena, llevan el nombre de plantas y cambian con las estaciones. Por lo tanto, no podemos decirte qué comerás, pero sí podemos decirte que será excelente.
Según Darroze, si quieres beber vino, deberías hacerlo en La Compagnie des Vins Surnaturels, un bar de moda frente al mercado de Saint-Germain. Su nombre se traduce aproximadamente como la compañía de vinos sobrenaturales, por lo que no sorprende que los vinos naturales sean el enfoque aquí, y hay más de 900 de ellos para elegir. Pide por copa y relájate en los sillones de terciopelo junto a una chimenea de mármol tallado.